Después de su internación, Mariela Fernández reconoce: “Estoy un poco mejor día a día” – Revista Paparazzi

Después de su internación, Mariela Fernández reconoce: “Estoy un poco mejor día a día”

¡Volvió! La periodista reapareció después de permanecer internada en un centro de tratamiento psiquiátrico, afectada por la depresión que le produjo la muerte de su padre.
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“El corazón tiene razones que la razón no entiende”.Lo dijo el filósofo, matemático e inventor francés Blaise Pascal en el siglo XVII y lo recuerda y lo actualiza el genero humano a cada rato, todo el tiempo y en los cuatro puntos cardinales del planeta Tierra. El corazón y la mente son los órganos que se vinculan arbitrariamente con los sentimientos. “Penas del corazón”, se dice, acá y en la China, cuando alguien atraviesa una crisis amorosa o una debacle afectiva.

“No se la puede sacar de la cabeza”, se reflexiona, en cualquiera de los 7.000 idiomas que se hablan en el mundo, cuando una persona no puede olvidar a otra con la que ya estuvo o cuando menos desea pasar un tiempo. La ciencia se ha cansado de estudiarlos. Y aunque hay miles de tesis, escuelas y sistemas de analizarlos, a la gente le siguen pasando cosas, muchas de las cuales resultan indescifrables. Y a veces inentendibles. Porque aquella del franchute, antes que nada, es una definición certera. Ni más ni menos que eso.

Para muchos, Mariela Fernández atravesaba el mejor momento de su carrera profesional. Además de eficaz y distinta como conductora de noticieros –se desempañaba al frente de los programas mañaneros de C5N–, había dado el paso a la televisión abierta como panelista de Bendita y hasta se transformó en la primera mujer en quedar al frente de Televisión Registrada, a esas alturas ya convertido en un clásico de la televisión opositora.

No sólo eso: en aquel momento, encontrar a alguien que hablara mal de ella era más difícil que comprar dólares, ahora, a 30 mangos la unidad. De acuerdo con la opinión de quienes compartían con ella estudios de televisión, algún espacio radial, conversaciones de pasillo u ocasionales salidas a tomar una cerveza, Mariela era una mujer sencilla, humilde, gentil, macanuda, generosa, buena compañera, pata, compinche, agradable, apasionada, fervorosa, presente, constante, divertida y amable. Eso decían de ella, y aún lo sostienen, todos los que la trataban.

MARIELA Y SU NOVIO.

Volver a empezar...

Pasaba un momento de gloria a nivel laboral y ocupaba un lugar en el top ten de personalidades más queridas y respetadas del ambiente farandulero. Como los programas de los que formaba parte, su bienestar alcanzaba picos de rating.
Pero ya lo dijo Pascal: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”.
Y cuando parecía que tocaba el cielo con las manos, Mariela se dio un par de vueltas por el infierno.

De golpe y porrazo, la vida se le convirtió en lo más parecido a una porquería. La periodista no logró procesar ni superar la repentina pérdida de su padre, y de buenas a primeras se fue alejando de todos aquellos puestos que se había ganado con ese laburo riguroso y esa personalidad tan entradora. Ya no fue a Bendita. De la nada se bajó de TVR. Y un buen día dejó de ir al noticiero. Le hablaron, la aconsejaron, la mandaron a terapia, le pidieron, le imploraron que saliera adelante.

Que entendiera que así es la vida. Que las leyes no escritas indican que los hijos despiden a sus padres, y que eso era, al fin y al cabo, lo que había sucedido. Antes de tiempo, quizás, pero no otra cosa. Pero ella no pudo. Y cuando tocó fondo Mariela Fernández terminó con una internación en un centro de atención psiquiátrica.

LA RUBIA ES TODA SONRISA.

Sus palabras...

“Estoy bien, tengo a toda mi familia atrás. Mi hija es la gran leona en toda esta historia. Estoy mejor. Estuve internada por un estrés postraumático a raíz de una angustia muy fuerte que se me acrecentó… Hablé del tema, lo de mi viejo, y no podía hacer los programas. Soy alegre para trabajar y sentía que no la tenía. Mi hija, mi pareja, mi vieja, mi hermano que está acá y mi hermano que vive en El Bolsón están al pie del cañón todo el tiempo. Este tratamiento debería ayudarme a salir de la depresión. Entender y aceptar que mi papá murió, y que hay que seguir adelante con todo lo que esa tristeza lleva. Jamás pensé que la muerte de un padre iba a provocar tanto dolor. Sé que lo trágico es que un padre pierda a un hijo. No me quiero ni imaginar lo que debe sentir la gente que pasa por eso. Pero la verdad es que a mí me tocó esta historia. Y me partió al medio. Encima con las fechas, que son terribles. Entré a un estrés postraumático y no podía salir. Angustia, dolor, un nudo en la garganta”, contó en alguna salida transitoria en su único contacto con un medio, en un reportaje callejero que le concedió a LAM.

Pero las cosas no mejoraron rápidamente. Al contrario: en un momento se pusieron más difíciles. El tratamiento ambulatorio se volvió permanente. Y ya no hubo noticias acerca de ella. Sólo se escuchó el silencio.

Hasta estos días, cuando Mariela volvió. Y retornó como se hace estos días. Por las redes sociales. “Estoy un poco mejor día a día. Estoy en un proceso que estoy transitando de la mejor manera posible. Con ganas de volver pero siguiendo las indicaciones médicas. Gracias por preguntar y acompañar”, escribió, otra vez sonriente.

El final lo repitió varias veces. Gracias, gracias, gracias. Porque habrá perdido algo de tiempo, pero no perdió nada de aquella personalidad simple y genial. Cuando nadie lo esperaba, cuando nada se decía, reapareció Mariela Fernández y el proceso de internación parece haber ido quedando atrás. Así, sin más. Sin Explicaciones ni demasiado margen para el análisis. Porque otra vez: el corazón tiene razones que la razón no entiende. Ahora, por suerte.

MARIELA SUEÑA CON VOLVER A TRABAJAR EN C5N.

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