Nada es común y silvestre en la vida de los perros de Diego Ramos. Ya por sus nombres (Porthos el que tenía, Byron el que sumó hace un mes), sus mascotas sobresalen del resto.
Después su pelaje -son dos terranovas que la rompen toda en las redes sociales- y ciertos cuidados que les dispensa el actor son la evidencia de que la suya es una existencia sutil pero evidentemente distinta a la del resto de los pichichos.
Para confirmarlo, Ramos mostró en su cuenta de Instagram la extravagante aspiradora con la que les seca el pelo -o la melena, porque la porra es realmente enorme- después de que los dos pasan por un lavado, ya sea en una peluquería canina o cuando el artista se decide a hacer manos a la obra.
Precisamente, Ramos posteó una serie de fotos que se tomó al regreso de un paseo con ambos -una de las pocas actividades permitidas en la ciudad de Buenos Aires durante la cuarentena- que se dio en el medio de las intensas lluvias que en las últimas 48 horas empaparon las calles porteñas.
La primera imagen corresponde al interior de un ascensor y se ve a Ramos con su físico portentoso cubierto por un sobretodo con capucha, el barbijo reposando sobre su cuello y las piernas descubiertas, por lo que debajo del abrigo llevaba puesto un short. Porthos y Byron están sentados a sus pies, como si fueran absolutamente obedientes.
En la otra foto se ve a los dos perros recostados, y al lado de ellos una especie de “robot” que hace las veces de aspiradora que sopla aire caliente y sirve para quitarles la mojadura y, de esa forma, evitar cualquier contratiempo que obligue a una visita al veterinario. “Desafiar al agua. Secar al agua” escribió el actor, que registró su último trabajo en Sex, la provocativa obra de José María Muscari.