"¿La viste? Está en Netflix y es un cago de risa". "Che, vean División Palermo que es un desfile de buenos actores, la mayoría desconocidos". "Loco, hay que verla porque desde el humor hace mucho más por la inclusión que desde la solemnidad". "¿Cuál, División qué? Ni idea, pero si está buena la voy a mirar". El boca a boca empezó en las redes sociales, cruzó las fronteras de internet y funcionó a full: es la serie número uno de la actualidad en la plataforma con más abonados de Argentina. Su protagonista no es Darín, Echarri, Julio Chávez ni Martín Bossi. Es un desconocido que en realidad está dejando de serlo. Se llama Santiago Korovsky y la rompe toda. Veamos quién es.
Korovsky tiene 38 años y varias pasiones: pasarla bien, hacer reír a los demás, escribir, actuar, jugar al basquet -cuando era más pibe- y una que tiene los colores azulgranas: es hincha fanático ("y socio refundador que compró un metro cuadrado para la vuelta a Boedo", agrega con orgullo) de San Lorenzo de Almagro, algo que queda claro en una escena de la ficción que está batiendo todos los récords. Recostado en la cama de su habitación, mientras se siente mal es protegido por un par de escudos del club.
El "Viggo Mortensen argentino" (comparten la simpatía por el club del que Marcelo Tinelli fue dirigente varias veces y un polémico presidente por un par de años) ya conocía las mieles del éxito en las plataformas de prepago, pero en la anterior ocasión desde un rol secundario. Fue uno de los que acompañaron a Sebastián Wainraich en "Casi feliz", una serie que se volvió de culto con su humor directo, franco y para muchos inteligente. En esa novela era "el asistente del personaje de Wainraich", un tipo que sin ser pintón tenía un enorme "levante" con las mujeres y siempre terminaba entreverado con alguna.
Otra participación destacada la alcanzó en la serie religiosa-policial "El reino", donde tuvo una destacada participación al lado de la multiconsagrada Nancy Dupláa. Fueron todos escalones que lo fueron llevando para arriba, pero ninguno le dio el empujón que le acaba de pegar "División Palermo", que directamente lo mandó al cielo de los elegidos. El la pensó, la imaginó, la creó, la escribió y la llevó a cabo. A su locura se sumaron actores y actrices ya consagrados como Pilar Gamboa, Daniel Hendler, Carlos Belloso, Charo López y Alan Sabagh. Mike Amigorena también formó parte. Todos salieron ganando.
En realidad, Korovsky estudió comunicación y se recibió de licenciado. Pero mientras le daba duro y parejo a los libros hizo un curso de clown que le permitió descuubrir que eso también le gustaba: pisar el escenario, que lo miraran, que se mataran a carcajadas por las "pavadas" que hacía o decía. En algún momento compartió espacio con unos "payamédicos", una rama de la medicina que trata de ayudar a los pacientes con actuaciones o haciéndoles pasar momentos graciosos.
Lo ayudaron las redes sociales. Mucho. Le dieron una gran mano. Tanto que en internet tiene más de 125 mil seguidores. Es del under, del stand up, de abajo, del teatro, de transpirar la camiseta. Y para alguien que es tan fanático del deporte es un alegrón y un orgullo. Eso no admite discusiones ni grietas. No acepta divisiones. Mejor: la única división que vale, por estos días, es la División Palermo. Mejor que discutirla, mucho mejor, es sentarse frente a la tele y disfrutarla.