Igual que Buenos Aires, Montevideo transitó un fin de semana bastante gris, húmedo y brumoso. Sin embargo, para Claudia Fernández y los suyos brilló el sol: la familia disfrutó con especial alegría la primera comunión de Mía, la hija mayor de la actriz, modelo y presentadora televisiva y el empresario argentino Leonel Delménico. Al otro lado del Río de la Plata, donde el coronavirus golpeó con menos impacto y están permitidas este tipo de celebraciones, se vivió una jornada de felicidad absoluta.
La ceremonia religiosa se desarrolló en la iglesia San Juan Bautista de la capital del Uruguay, donde Claudia y Delménico se radicaron y echaron raíces después de conocerse y ponerse de novios en la Argentina. Mía, incluso, es nacida en nuestro país, y vive en Montevideo desde que sus padres decidieron "cruzar el charco" tentados por las ofertas laborales que recibía Claudia, quien se convirtió en una de las primerísimas figuras del ambiente oriental.
A fuerza de laburos y de éxitos, y también de alguna que otra polémica, Claudia se volvió una de las figuras más reconocidas del Uruguay y prácticamente no volvió a trabajar en la Argentina, adonde había desembarcado de la mano de Gerardo Sofovich para integrar varios de sus elencos y donde venía construyendo una interesante trayectoria. Haber declarado abiertamente sus preferencias políticas -es seguidora del actual presidente Luis Lacalle Pou- le generó alguna controversia que no hizo más que aumentar su popularidad.
Claudia y Delménico están en pareja hace casi 15 años y tienen dos hijos: después de Mía llegó Renzo, quien ya nació en Uruguay y ahora tiene 7 años. Los cuatro, más otros familiares, amiguitos y algunos allegados a la familia participaron del acontecimiento y celebraron a lo grande y sin olvidar las recomendaciones sanitarias en Il Giardino, un conocido reducto gastronómico de la siempre bonita Montevideo.
Una sola palabra le alcanzó a Claudia para definir tanto el estado anímico propio como el del resto de su familia: "Felicidad" escribió en su perfil de Instagram, donde la siguen 252.000 personas. "Gracias por hoy" había puesto un rato antes junto a una imagen donde se la ve al lado de su pareja y también de sus dos hijos. Los cuatro están sonrientes y también muy elegantes.
Claudia lució un conjunto a dos colores donde predominaba el celeste (tanto en el pantalón palazzo como en una especie de saquito liviano y largo) y se matizaba perfecto con una especie de remera beige que llevaba por debajo. Delménico estaba canchero con jean y saco en un azul claro y una remera negra con escote en ve. A Renzo le eligieron un saco celeste parecido al de la madre, una remera blanca y un pantalón oscuro. Mía estaba vestida para la ocasión y hasta llevó una corona en su cabello.
Desbordada por la emoción -y por los nervios que inevitablemente generan este tipo de acontecimientos y sus preparativos- la ex vedette le dedicó una serie de palabras muy tiernas a su hija. "Amora mía: Dios te acompañe siempre y la virgen te cubra con su manto" escribió ella.
Después del oficio religioso y de que la niña tomara su sacramento, llegó el momento de la reunión con familiares y amigos en un local preparado para recibirlos. Allí todo fue un poco más distendido y menos formal, y Mía pudo charlar y jugar con sus amigos. Claro, siempre siguiendo las recomendaciones sanitarias, algo que no debe resultar ni muy sencillo ni muy agradable para una chica de su edad.
Hubo exquisiteces, torta, souvenires, video, fotos, sonrisas, charlas y un clima de felicidad que vale la pena destacar. Porque aunque el panorama sea muy distinto allá y aquí, el covid no debe quitarnos la alegría.