La audaz apuesta de Sex sigue generando atracción en el público, que se vuelca con afán a los teatros a disfrutar de esta puesta tan disruptiva de José María Muscari. Además del formato, uno de los grandes atractivos se centra en la calidad de los actores que ponen la piel en el escenario.
El director consiguió armar un staff plagado de figuras, de personajes de mucha jerarquía y todos con el condimento de una belleza física increíble, que no duden en poner en servicio de la historia. En ese grupo se destaca Adabel Guerrero.
La bella blonda despliega todo su talento sobre las tablas, con una pasmosa capacidad de jugar en ese lenguaje atrevido. Ahora, Adabel se encuentra en Villa Carlos Paz con la reedición de la obra en esa ciudad cordobesa y se topó con una novedad en su papel.
Guerrero suele protagonizar un cuadro jugado con el Tucu López, pero ante las obligaciones laborales del novio de Sabrina Rojas, Muscari acudió a Lucas Velasco como reemplazo. Ese compañero disímil habría despertado un ataque de celos en Martín Lamela, el esposo de Adabel.
La propia actriz se animó a revelar el conflicto interno que se le generó en su pareja: “Él medio que me lo dice en broma, pero viste que las bromas tienen un doble sentido. Me preguntó si era necesario tanto”.
Aunque trató de desdramatizar y expresó: “Pasa que él estaba acostumbrado a que en Buenos Aires esa escena la haga con el Tucu que como somos amigos, Martín está más relajado. Acá como Lucas Velasco es nuevo… pero ya se va a acostumbrar”.
Honesta al cien por cien, Guerrero sorprendió al contestar que siente durante la obra: “Gracias a Dios sí se siente chicos y es hermoso. Ese es el beneficio de ser actriz y de trabajar en el teatro que te podes permitir cosas que en la vida real no”.