Curiosa, potente y muy descriptiva, una vieja frase popular necesitaba sólo 5 palabras para describir la furia o el enojo de una persona: con decir "Se le subió la mostaza" alcanzaba para ilustrar que había un alma prendida fuego dando vueltas por ahí. Nunca más apropiada la definición. En su cumpleaños número 50, nada más y nada menos, a Valeria Mazza le preguntaron por "Pancho" Dotto y explotó contra el periodista que le trasladó la incógnita. Un poco más y "se lo come entre dos panes", justo.
Dotto fue un hombre muy importante en la vida de la ex modelo. Porque quizás no haya sido su descubridor -todavía existen dudas al respecto- pero está claro que fue el manager que la catapultó a los primeros planos y la acompañó y guió sus pasos en su momento de mayor esplendor. Pero ya lo decía, otra vez, el saber callejero: cuando la plata entra por la puerta el amor (en este caso el afecto) se escapa por la ventana.
Así, Mazza y Dotto -ambos entrerrianos- decidieron separar sus caminos y entraron en una especie de frío congelador que contrastó notablemente con la cálida ensalada de sonrisas, carcajadas, declaraciones y abrazos que habían condimentado durante tanto tiempo. La grieta que se abrió bajó sus pies fue pública y resultó un fuerte cimbronazo para el mundo de la moda.
Todos estuvieron enterados menos, parece, el periodista que entrevistó a Mazza en la fiesta que dio en Paraná, la capital entrerriana, para celebrar que alcanzó las 5 décadas de vida. Valeria es nacida en 1972 y ha transitado, desde joven, el mundo de las pasarelas, los escenarios y las campañas gráficas. Con tanto éxito, que luego se consagró como una importante empresaria del rubro, al tiempo que diversificó sus inversiones en el ramo inmobiliario. Como les gusta decir a ellos, sofisticados y gente bien, "el real state".
En la entrevista que pasaron en Intrusos, Mazza se mostró dispuesta a la charla y después de reconocer que tiene "alma medio gitana, por eso fuimos celebrando en varias partes del mundo" habló de la importancia de llegar bien a una edad como la que tiene. "Estoy feliz, rodeada de mis afectos, de la gente que me aprecia y aprecio, de la familia. A mi me gusta cumplir años". hasta ahí, todo bien, todo sobre ruedas.
Pero bastó que al muchacho se le ocurriera decirle que "falta un invitado" para que a Valeria le empezara a cambiar la cara. El gesto se le transfiguró más cuando el colega tiró el nombre de "Pancho Dotto, él no está y es llamativo". Entonces, ella se puso bastante cortante. "Pero está es una reunión de amigos, de gente querida. Acá están todos los que yo quiero que estén y nada más". Semejante respuesta no fue suficiente para el entrevistador, que insistió con la ausencia del manager, algo que hizo explotar a Valeria. "Pero por favor, ¿Me vas a dejar festejar mi cumpleaños o me vas a seguir molestando?", le tiró ella y lo desairó, cambiando la dirección de sus pasos y dejándolo con la boca abierta. Más que pregunta, fue un mazzazo.