Inconmensurable talento, un artista mayúsculo que engalanó la música argentina durante añares con su don innato de belleza, destreza y maestría. Martín Carrizo marcó una época, un verdadero héroe del rock nacional, que regó con un legado imborrable a generaciones y generaciones.
El legendario baterista apagó su luz el martes, tras batallar durante seis años contra un enemigo horrendo, esclerosis lateral amiotrófica. Esa maldita enfermedad abrió las puertas al dolor gigantesco de miles y miles de fanáticos de su música.
Justo a él, que con su cuerpo emanó los ritmos más maravillosos, la ELA le imposibilitó moverse. A pesar del esfuerzo de toda la comunidad musical ,y principalmente de su hermana Cecilia Caramelito Carrizo, Martín intentó un tratamiento experimental en Estados Unidos, que brindó sensaciones positivas, pero que no llegó al desenlace ideado.
Una lucha sostenida, en la que todos sus seres amados procuraron mil opciones, recorrieron todos los estamentos posibles para hallar alguna cura, algún mecanismo para batallar contra la enfermedad. Carrizo mantuvo las esperanzas, la llama encendida, pero no pudo.
Tras la ascensión de plano del hombre que tocó para dos icónos como Indio Solari y Gustavo Ceratti, Paparazzi acompañó a Caramelito y a toda la familia a la ceremonia religiosa que se desarrolló este jueves a la mañana en el cementerio de la Chacarita.
El enorme Martín, que será un caso de estudio por su arte, por su creatividad, recibió el último adiós de las personas que latieron a su lado. Los aplausos finales de ese grupo de almas condesa el homenaje que se merece Carrizo. ¡Hasta siempre maestro, gracias por tu música!