Increíble, pero real. En el medio de una danza de millones y millones, de bienes desperdigados por todo el país y en rincones del mundo de la herencia de Carlos Menem, su nieta de sangre transita por una coyuntura delicadísima en lo económico.
Antonella Menem ha vivido un calvario desde su nacimiento, desde que Carlitos Junior se enamoró de su madre y así aterrizó en este mundo. El clan del expresidente le construyó un cerco, una muralla para no acercarse y apenas logró el apellido por intervención de la justicia.
En varias ocasiones, la joven recurrió al valor y la fortaleza de contar su historia en la televisión, en pos de conseguir un reconocimiento, de limar asperezas con los miembros de su familia. No obstante, en estos días de tensiones por el reparto de todo el capital que amasó el ex primer mandatario su realidad dista enormemente de esas comodidades.
En una visita al piso de A la tarde, Antonella evitó lo protocolar y abrió su corazón de par en par para revelar su delicada circunstancia financiera. “Mi situación es pésima, no voy a mentir. El ingreso mio de mi trabajo mucho no ayuda, en dos semanas me tengo que mudar, y no tengo a donde ir”, lanzó.
En la continuidad de la descripción de las adversidades para encontrar vivienda, Menem sostuvo: “No tengo plata, no voy a mentir. No tengo plata para mudarme, porque ya sabemos los alquileres lo que salen, cuando uno tiene tres hijos, te piden por un 3 ambientes, 60 mil pesos, sin contar expensas, ni colegio, ni ropa, ni comida. Es muchísima plata”.
En ese contexto, la nieta de Carlos Menem ponderó la colaboración inmensa que recibe de una amiga y narró: “Hoy me está ayudando una amiga, estoy viviendo en un departamento de una amiga, pero tengo que irme de ahí”.
Y sobre su actividad laboral, el sustento que tiene en la actualidad, Antonella contó: “Trabajo en una fábrica de muebles, ahora hacemos horario de medio día, después de la cuarentena. No alcanza, es mucha plata, quede en la nada”.