Hace tiempo que Pamela David se corrió del radar de la extrema exposición, motorizada en su concienzuda decisión de alejarse de la televisión, allá por 2019. Desde ese momento, la santiagueña adaptó un perfil más tranquilo, con mucho de vida hogareña.
En ese aspecto, durante la cuarentena más estricta, la modelo disfrutó del aislamiento en la casona de Mendoza, que se destaca por la conexión directa con las montañas y por su enorme extensión de parque, hasta con un lago propio.
Luego, Pamela activó un ciclo de entrevistas en su cuenta de Instagram, donde aborda temáticas más vinculadas con el bienestar personal, por eso charla con especialistas de diversas ramas, en pos de ofrecer un contenido distinto.
David visitó el piso de Flor de equipo, y en la comodidad de ese living se animó a relatar una vivencia con su hijo Felipe (15 años), que invita a reflexionar sobre la multiplicidad de tareas de una madre, que además del amor por los hijos también persigue el desarrollo profesional.
En cuanto a la coincidencia de esas facetas, Pamela contó: “Somos muy culposas como madres o nos criaron así de que nos tenemos que ocupar. De hecho, cada trabajo lo decidí y lo acepté priorizando mi carrera y no porque mis hijos no me importen. Sabía que tenía que estar feliz primero yo para poder hacerlos felices”.
Luego, la animadora recordó un episodio fuerte con su hijo, que le lanzó un reclamo fuerte y lo describió: “Pero sí me pasó con Lola, que ahora tiene 8 años y es una edad crítica porque las cosas quedan marcadas. El otro día hablando con Feli, mi hijo, le digo ‘¿vos qué te acordás de los 8 años?’. ‘Que no estabas nunca’”.
Para cerrar, más allá del trasfondo de esa frase de Felipe, Pamela aseguró: “Pero no me arrepiento. Los chicos aprenden que hay que trabajar”.
