Jorge Lanata fue considerado por muchos una catedral del periodismo; un hombre sin igual, que comunicaba sin miedos ni temores. Su audaz manera de trabajar será recordada por siempre, y en especial por aquellos colegas, amigos y familiares que le dieron su último adiós luego de su muerte este lunes 30 de diciembre.
La Casa de la Cultura fue el lugar que escogió su familia para el velatorio de Lanata. Luego de pasar toda la noche y las primeras horas de la mañana, en lo que fue una concurrida despedida de famosos y fanáticos que se acercaron al lugar, su cuerpo fue trasladado hacia Cementerio Campanario Jardín de Paz, ubicado en Florencio Varela.
En el momento que se hizo presente el cortejo fúnebre, los medios presentes que se encontraban realizando la guardia periodística y las cientos de personas que hicieron la fila para saludarlo, hicieron un pasillo para que pudiera pasar el auto con el cajón y comenzaron a entonar el Himno Nacional Argentino como muestra de respeto.
Elba Marcovecchio junto a sus dos hijos, Allegra y Valentino, se subieron a un auto de color negro para hacer el recorrido hasta llegar al cementerio. En tanto que las dos hijas de Lanata, Bárbara y Lola, se fueron en otro vehículo con sus respectivas mamás, Andrea Rodríguez y Sara Stewart.
EL EMOTIVO ENTIERRO DE JORGE LANATA: RODEADO DE FAMILIA Y AMIGOS
Rodeado de muchos colegas, como Eduardo Feinmann, Diego Leuco, María O'Donnell y Ernesto Tenembaum, todo se suprimió en un profundo aplauso y muchísimos rostros de tristeza, que en cada lágrima reflejaban lo que significó Jorge Lanata en sus vidas.
Desde su programa acompañando a la gente en la casa, quienes lo seguían todas los días en Lanata sin Filtro por Radio Mitre, a los periodistas que formó y ayudó; nadie se quedó afuera. Por si algo todos rescataban de Jorge, es que era un hombre muy solidario.
En un viaje que no presentó mayores complicaciones, dado a que la autopista se encontraba sin tráfico, en el cementerio lo esperó otro grupo de personas. Elba, quien encabezó en todo momento, rompió en llanto una vez que vio cómo se iba el cajón de su difunto marido.