Una sola palabra. Nada más. Ni 2, ni 3, ni 40 ni 1.000. Una sola. Repetida y gritada desaforadamente, con el corazón, a viva voz y sin dejar dudas. Eludiendo gente que salía a abrazarlo con el único fin de llegar al destinatario de ese único vocablo que pronunció desde que cruzó la puerta de Gran Hermano hasta que se encontró con su "primo". El regreso de Agustín a La Casa fue épico, entre otras cosas, por eso, por ese grito que ya se metió en los anales de la televisión argentina: "Marcoooooooos".
Los que tienen de 25 para arriba todavía recuerdan cuando, en un programa de América, una mujer descubrió a una familiar a la que no veía durante mucho tiempo y explotó con un "Karinaaaaa" que atravesó los tímpanos de los conductores, de todos los que estaban viendo en vivo y de los millones que se enteraron luego, en las incontables repeticiones que registró ese momento inolvidable.
Lo de ayer tuvo ese registro. Tanto en lo auditivo como en lo que representó. En primer lugar, Agustín supo que se cumplía su gran deseo de regresar a la Casa más famosa del mundo. Luego de ser eliminado hace un puñado de semanas, esbozó una curiosa teoría: según él, necesitaba salir para "empaparse" de energías en el afuera. El primer paso estaba dado.
El otro ocurrió cuando "Frodo" cruzó la puerta de entrada sin que el resto de los jugadores supieran que eso estaba sucediendo. A esa hora, en el jardín no había nadie. Así que el primero que vio entrar a Agus fue Ariel, quien no compartió ni un minuto con él dentro de la vivienda. El parrillero se dispuso a saludarlo pero Agustín tenía otros planes y lo limpió "olímpicamente", como Messi al cocinero ese que es famoso en tik tok y quiso abrazarlo cuando tenía la Copa del Mundo en sus manos.
Apenas entró a la zona techada, Agustín se cruzó con otros jugadores. Pero tampoco les llevó el apunte. A esa altura, ya había fritado "Marcooooooos" dos o tres veces. Estaba claro que no se iba a detener hasta que encontrara al salteño. Dentro de la casa ya tenían una gran relación. Cuando salió comprobó que el "primo" es de buena madera y que se quedó en la competencia extrañándolo mucho.
Pero Marcos no estaba cerca. No. Se había quedado en la habitación de los "chicos" y no estaba ni enterado de que su gran amigo había vuelto. Hasta que escuchó el tercer o cuarto "Marcoooooos" y logró descubrir quién era el autor del alarido. Cuando se dio cuenta corrió a su encuentro y se chocaron en un abrazo interminable y donde los dos se decían un sinnúmero de cosas. Para la historia.
