Romina Malaspina pasó por la casa más famosa durante 2015, en la que se destacó por su actitud atrevida, su claro objetivo de lograr trascendencia y todo un accionar en pos de esa idea.
Después de probar algunos caminos como el de vedette, la rubia empezó a viajar para participar de otros realities, como en Honduras con Doble tentación o en España con su intervención en Supervivientes.
A lo largo de los años, la nacida en Mar del Plata cultivó una buena sinergia en las redes sociales, sobre todo en Instagram, en el que recopiló casi novecientos mil seguidores. A partir de utilizar esta vidriera para mantenerse en contacto o para exhibir sus gustos, Romina deja en evidencia un hábito nocivo: la manía por las cirugías.
De aquella chica de veinte años que ingresó en Gran Hermano ha pasado muchísima agua en cuanto a su look. En los últimos meses volvió a someterse a retoques en su rostro, que impresiona por la distancia enorme con su cara natural.
Romina también ha mostrado diferentes siluetas de lolas, las que ha ido aumentado a lo largo de los años, así como su cintura. Aunque en algunas épocas compartió fotos, o videos, de los beneficios de la actividad física, se denota una intervención quirúrgica en la cintura.
La propia modelo confesó en más de una oportunidad en sus redes que gusta modificar con el bisturí diferentes aspectos de su cuerpo. “Todos tenemos pequeñas manías y yo la verdad que soy partidaria de que cada cual mejore lo que quiera y pueda”, ha escrito la rubia.
Esa camaleónica actitud le abrió las puertas a las críticas, por eso muchos seguidores le han rogado que frenará con las operaciones. Pero, fiel a un estilo de combatividad, Romina ha insultado a más de un fan ante los cuestionamientos de su apariencia.
En su último posteo en Instagram, Malaspina luce muy distinta, con un corte de rostro muy modificado y ahí anuncia que se lanzará como cantante.