Duele, cala hondo en lo más hondo del alma. Nadie jamás entenderá la partida de Silvina Luna, ese arrebato a un ser lleno de luz, de brío, de energía positiva, de deseos y de vida. Dentro de ese grupo de privilegiados que caminaron junto a la actriz se encontraba Jezabel Yacuzzi.
La actriz visitó el piso de LAM para ofrecer su testimonio, merced a un vínculo estrecho de amistad que trascendió para convertirse casi en una hermandad, principalmente en los años inmediatamente posteriores a la salida de la casa de Gran Hermano, cuando eran uña y carne.
Este ser amado de Silvina describió rasgos de su personalidad, sus motivaciones, hasta narró la fortaleza para en plena juventud ayudar a su familia de Rosario, así como traer a su hermano Ezequiel en plena adolescencia a la Ciudad de Buenos Aires y cobijarlo.
En una emotiva charla, Jezabel ponderó la candidez de persona de Luna y describió: “Jamás la ibas a escuchar hablar mal de alguien, era reservada con sus problemas. Hablaba siempre por chat y antes de entrar a la internación me dijo ‘estoy bien amiga’ Dentro de lo mal que estaba trataba de tirar buena energía”.
EL LLANTO DE LA AMIGA DE SILVINA LUNA
En ese viaje a experiencias compartidas, Yacuzzi profundizó en la atención gigantesca que Silvina le dedicaba a su hermano. Por eso sostuvo: “Se preocupaba mucho por el bienestar de Ezequiel. A los 16 años lo hizo venir para acá y me pedía que lo cuide”.
Conectada con sus raíces la actriz jamás descuidó a sus seres amados de Rosario y Jezabel aportó una prueba al confesar: “Ella siempre se encargó de pasarle manutención a la madre, a la familia de allá”. Así como remarcó el momento bisagra: “Ella cambió su personalidad a partir que le inyectó el veneno”.