El 14 febrero de 2016, Oscar González Oro (67) aprovechó que se celebraba San Valentín para contar que estaba enamorado. Sin preámbulos ni fijándose en el qué dirán, contó que esa persona era Pablo Tato Cabrera. Tras blanquear la relación, manifestó que lo hacía públicamente porque sus hijos, su familia y amigos ya lo sabían. “Lo hice público porque me lo merezco. Me hizo bien decirlo, y después de eso no cambió nada, todo sigue como antes”, contó en su momento. Pasó el tiempo, y a fines del año pasado terminó su relación con Tato.
Si bien hubo un distanciamiento en el medio que pudieron sobrellevar para volver a intentarlo, en diciembre le dieron el corte definitivo al noviazgo. Lejos de llorar por los rincones por una relación que no pudo ser, el periodista se enfocó en su trabajo. El regreso a Radio 10,con Negro y regreso –este año en su nuevo horario, de 13.00 a 17.00 horas–, le devolvió la alegría. Hacer radio y tener el apoyo de sus oyentes lo convierte en un tipo feliz y le da fuerza. Sin embargo, y más allá de tener a su familia, de estar en un momento laboral que lo reconforta, había una parte de él que estaba en jaque. En cada oportunidad que se le presentaba señalaba que es “un enamorado por naturaleza”. Que le gustaría compartir y tener a esa otra media naranja para irse de vacaciones, salir o simplemente hablar de cosas cotidianas que pueden llegar a acontecer.
¡Y llegó! Sobre el epílogo de 2018, en medio de las fiestas de fin de año, llegó a su vida Mauro Javier Francisco, un joven 30 años menor, de profesión actor, productor y empresario, tiene una empresa que exporta vinos. Si bien se conocían desde hace tiempo, recién se empezaron a mirar con otros ojos durante el verano. “Nos conocimos hace mucho tiempo por un amigo en común, pero no nos dimos bola hasta que yo me separé y él también se separó. En ese momento comenzamos una relación de amistad que fue creciendo”. A medida que la relación avanza, las repercusiones en las redes sociales, en general, lo alientan a vivir con libertad y dejar atrás otros tiempos. “No me importa y nunca me importó lo que se diga. De todas maneras, si leés los comentarios en Facebook o Instagram es gente que está a favor”. Tienen muchas cosas en común y otras que van sumando.
El Negro es amante de la ópera, y una de las salidas típicas es ir al teatro a escuchar su música preferida con el amor de su vida. Como contrapartida, Mauro, amante del fútbol y fanático de Huracán, logró llevarlo a la cancha. En el Ducó, el joven logró reunir a sus dos amores: el Globo y Oscar. En otra etapa de su vida, sin prejuicios que lo persigan, ve la vida de otra manera. Situaciones de pareja que en otro momento tal vez lo incomodaban, o simplemente no se le pasaban por la cabeza, hoy, al menos, se permite analizarlas. La idea de ponerle un marco legal al romance, o pensar en una familia, comienza a tallar con fuerza. “Hace un año no se me pasaba por la cabeza el casamiento, pero ahora lo estoy analizando. Cosas que no pensaba, ahora las pienso. Me gustaría adoptar una nena también”, contó en Luis Novaresio entrevista, el programa de A24.
González Oro junto a Mauro, su compañero
González Oro junto a Mauro, su compañero