Nicolás Vázquez y Gimena Accardi pasaron horas aterradoras. Al volver de una cena al edificio donde estaban alojados en Miami, la propiedad se derrumbó y ellos se salvaron de milagro. En la madrugada, corrieron riesgo sus vidas y todavía están en shock, a pesar de que pasaron algunas horas del trágico episodio que describieron como haber "estado en una guerra".
A horas de la caída del lugar donde estaban viviendo Nico y Gime, los actores tienen dos preocupaciones latentes, después de comunicarse con sus seres queridos y sus seguidores en redes sociales. Por un lado están pendientes de las novedades de la búsqueda que bomberos y policías están haciendo de una pareja amiga con una menor de edad, que están desaparecidos.
Se trata de un conocido cirujano plástico que viajó a Estados Unidos con su pareja y con su hija de seis años que "pararon" en el mismo lugar de los actores con los que, casualmente, tienen vínculo, como así también con Flavio Mendoza, que está ansioso por recibir buenas novedades de ellos.
Y, por otro lado, Vázquez y Accardi también están inquietos por un tema vinculado a su documentación: sus pasaportes para salir de Estados Unidos y regresar en las próximas semanas a Argentina quedaron entre los escombros. También, claro, todas sus cosas, entre ellas las valijas que había dentro del departamento 308, en el tercer piso (el derrumbe incluyó toda la mitad de la propiedad horizontal), con todas las cosas que habían llevado para pasar varias semanas.
Claro, para Nicolás y Gimena lo vinculado al “papelerío” como así también a sus pertenencias -habían llevado mucha ropa deportiva porque a él le gusta entrenar todas las mañanas- es secundario y puede encontrar una mediana o rápida resolución. Lo que es realmente angustiante es no tener noticias, hasta el momento, de la pareja amiga de argentinos, que se suman a la lamentable lista de diez personas que no se pudieron rescatar aún.
Se espera que las próximas horas sean claves en el protocolo que están siguiendo los expertos para encontrar a los que restan identificar y, en el mejor de los casos, trasladarlos de urgencia al hospital más cercano, considerando que ya pasaron más de doce horas del nefasto derrumbe.