Dalma y Gianinna Maradona quieren saber con la mayor precisión posible qué pasó con su papá, Diego Armando Maradona, durante los sucesos que derivaron en su repentino e inesperado fallecimiento en la mañana del miércoles 25 de noviembre. Para lograrlo, pidieron ser "particulares damnificadas" en la causa que investiga lo sucedido ese día en la tristemente célebre casa del barrio San Andres, en el norte del conurbano bonaerense.
La investigación, que ya sufrió un sacudón al aceptar la cámara de San Isidro a las hermanas de Diego en la misma condición -están representadas por Matías Morla, último apoderado legal y administrativo de Maradona y archirival de las hijas mayores del 10-, intenta determinar si en la muerte del mejor jugador de todos los tiempos se cometió algún delito.
Las hijas mayores de Diego se presentaron a través del abogado Federico Guntín. Quien debe resolver si las acepta como querellantes -se supone que lo hará- es el juez Orlando Díaz, del juzgado de garantías 2 de San Isidro.
Hasta el momento, los apuntados son los médicos que estaban a cargo del seguimiento de la salud de Maradona tras la operación por un hematoma subdural en la cabeza a la que fue sometido el 4 de noviembre, tres semanas antes de su muerte, en la clínica Olivos.
Así, quienes están bajo el radar de los fiscales, en estos momentos, son el doctor Leopoldo Luque, médico personal de Diego en los últimos años y hombre del riñón del "Grupo Morla", y la psiquiatra Agustina Cosachov, quien un puñado de días antes del desenlace fatal había sido presentada en los medios como "la nueva mujer clave en la vida de Maradona".
La justicia intenta determinar si hubo "mala praxis" en la atención del ídolo, que murió como consecuencia de un paro cardiorespiratorio sin personal adecuado ni elementos necesarios para afrontar una situación de semejante emergencia. Junto a Maradona estaban un sobrino (Jhony Espósito), un "secretario" (Maxi Pomargo), una cocinera ("Monona"), una enfermera (Dahiana Madrid), la psiquiatra Cosachov y un sicólogo. No había médicos clínicos, cardiólogos, oxígeno ni desfibriladores en lo que muchos consideran una imperdonable subestimación de su cuadro.
Para peor, el seguimiento de la salud de Maradona se hacia en las hojas de un cuaderno común y corriente, en el que los enfermeros iban anotando algunos datos que arrojaban los controles algo salteados que le hacían al "Pelusa". Según trascendió, Diego no era un paciente sencillo y en general solía negarse hasta a las prácticas más sencillas y frecuentes, como tomarle la presión o el ritmo cardíaco.
La causa recibió un sacudón por estas horas, al admitir la Cámara de San Isidro a las hermanas de Diego como particulares damnificadas. La decisión le permite a Matías Morla, su abogado, tener acceso al expediente.
Parta algunos abogados muy experimentados en el derecho penal, la cuasa "va derecho a la carátula de homicidio culposo": aquel que se comete sin la intención de matar. De ser así, no habría condenas de cumplimiento efectivo ni siquiera en el peor de los casos.
