Todo el mundo aguardaba a Mauro Icardi, por su condición de principal motor del engaño, de la infidelidad que cometió en el matrimonio con Wanda Nara al enrolarse en un romance clandestino con la China Suárez.
La palabra del futbolista se erigía en la más buscada, por la presunción de que se sumergiría a relatar los argumentos que lo impulsaron a coquetear durante meses con María Eugenia, pergeñar una noche de pasión desenfrenada en un hotel en París o el modo en que confesó su estafa amorosa.
Sin nombrar a la China, Icardi le puso una definición a su velada de lujuria con la actriz, a ese coqueteo extendido durante meses y solo lo llamó: “Creo que tuve un error y ya lo pudimos solucionar". Un error, ¿solo eso?
Durante la charla, que dejó sabor a poco, Mauro ingresó en un recuerdo doloroso, dado que narró la tristísima historia de la partida de uno de sus perros, Coco. Todo empezó porque Susana Giménez le preguntó: “Ese grandote, ¿qué raza es?”.
Eso le activó la angustia que padeció con otro de sus perritos: “Teníamos un Weimaraner y se nos murió de chiquito. Tenía dos años. No sabemos qué le agarró. Murió durmiendo solo”. A lo que la diva la agregó: “Menos mal que no sufrió”.
En ese contexto, Wanda intervino para aportar más detalles: “Creo que tuvo un virus u otra cosa. No sabemos. Hasta respiración boca a boca le hiciste, ¿no? Cuando lo vio muerto, quería cómo reanimarlo. ‘Ay, Mauro, por favor’, le decía yo”.