A 80 días de su entrada en vigencia, Grabriel Levinas le declaró la guerra a la cuarentena. A través de su cuenta de Twitter, el polémico periodista, escritor y hombre de las letras anunció que ya no aceptará el aislamiento y que a partir de ahora "empezará a cuidarme a mi manera y sin perjudicar a los demás".
Levinas, que en los últimos años recuperó posiciones como columnista de Lanata y de Intratables después de romper el molde, en los albores de la democracia, fundando publicaciones de avanzada como El Porteño o Cerdos y peces, escribió que considera "anticonstitucional" al aislamiento decretado por el gobierno, y advirtió que ya no lo va a cumplir.
"Decidí no aceptar más la cuarentena impuesta por el gobierno ya que es inconstitucional" arrancó Levinas, quien en su momento investigó el atentado a la Amia. "Voy a cuidarme a mi y a los demás como considere adecuado", avisó luego, mientras las respuestas se fueron multiplicando: algunos lo apoyaron y otros pusieron en duda su planteo.
"La única forma legal de impedirme la libre circulación es el estado de sitio. Ellos hacen lo que se les canta. Yo también" desafió Levinas desde su cuenta en la red social, en la que lo siguen 178.200 personas, un número bastante interesante para un periodista de actualidad.
Agudo observador del acontecer político y social, Levinas ha despertado polvareda reiteradamente con sus opiniones. Mientras trabajaba en Intratables, se volvió noticia cuando confesó que consumió cocaína durante 10 años y dio a entender que se involucró en el vicio junto a León Gieco. Otro revuelo se generó cuando título "Doble agente" a la biografía de Horacio Verbitsky, para muchos el periodista político más controversial de los últimos 30 años.
Un usuario le dijo "cómo te cuesta aceptar órdenes", y él respondió "una cosa es aceptar órdenes, y otra suicidarse". Otro le enrostró que "mientras no me contagies a mi y a mi familia, podés elegir a quien contagiar", a lo que contestó "no voy a contagiar a nadie, ya dije que me iba a cuidar a mi y a mi familia". Levinas y la polémica, siempre de la mano.