Tal vez sea porque Nicole Neumann siempre quiso vivir una historia de pareja ideal, distinta a la de sus padres. O tal vez, se deba al fuerte modelo interno de familia y a los ideales de perfección con los que Nicky se castigaba desde siempre. Lo cierto es que, darse cuenta de que lo suyo con Cubero no iba más, le detonó una crisis muy profunda.
Nicole contó a Teleshow que en esos días estaba gris, sin ganas de nada, apagada, funcionando en piloto automático; intentaba no pasar tiempo en su casa y apenas llegaba, salía a dar vueltas, a descargar la angustia y el llanto, en soledad.
Torturada por lo que sentía, o por lo que había dejado de sentir por Fabián Cubero, Nicole se llenó de culpas. "Cuando me di cuenta que ya no estaba enamorada del padre de mis hijas, lo viví como una frustración enorme. La culpa me carcomía y me presionaba porque sentía que tenía que tener la pareja perfecta por el resto de mi vida", dijo.
La rubia dijo que no quería repetir con sus hijas lo que había vivido en su casa: “No podía causarles ese dolor y por eso, no podía estar en casa. Llegaba a las 11 de la noche, me calzaba los rollers y salía por el barrio como loca. No quería que mis hijas me viesen triste".
Las cosas se pusieron feas hasta que entendió que necesitaba ayuda. "Tenía insomnio y había perdido hasta el apetito. Vivía como en piloto automático. Estaba apagada y empecé a hacer terapia con Rolón”, reconoció, y agregó: “Fue él quien me hizo entender que debía sincerarme con las chicas, porque disimular era contraproducente".
Gracias a la terapia, la modelo pudo tomar la decisión y cortar con Poroto, que espera su primer hijo varón, Luca, con Mica Viciconte."Era también la manera de liberarlo al papá de mis hijas, decirle que ya no podía hacerlo feliz y que fuera por otra que sí pudiera", reflexiona ahora, a cuatro años del punto final.