La casa más famosa de la televisión nada por un período singular, que se caracteriza por aguas muy quietas, lo que ha generado el debate de los fanáticos y los analistas, que coinciden en la necesidad de agitar el avispero. Y parece que los participantes escucharon el clamor popular.
¿Qué pasó? Resulta que Emma Vich rompió los esquemas, salió de la sinergía generalizada de cierta pasividad, de una monotonía de los concursantes que suelen disfrutar de la parsimonia, de retozar muchas horas al sol en el parque o en los sillones mullidos.
El estilista tomó una iniciativa divertida, que constó de encarnar un personaje, al que denominó Manu, con unos rasgos de personalidad muy singulares. Así, el blondo animó todo un fragmento de la tarde y caminó por todos los rincones y jugó con sus compañeros.
Con frases como “Bro, mañana: tackle. ¿Partidito a las 5?”, Emma se puso en la piel de esta creación propia, para la que dejó rodar su imaginación. De hecho, dispuso de un feedback con la jugadora más polémica del reality, Furia, y hasta la “sedujo” y se trenzó en un pico.
EMMA VICH REVOLUCIONÓ LA CASA CON UN PERSONAJE
Por eso, Juliana Scaglione le rogó que no abandone ese estilo y le expresó: “Qué se queda Manu, el chico nuevo que me gusta”. Toda un descubrimiento de los dotes artísticos del estilista, que provocó una oleada de reacciones positivas en las redes sociales.
Vich manifestó construcciones como: “Vos sos pibardo, somos hermanos de la vida”, “Mañana entrenamos 8 de la mañana”, “No sé qué es Chivilcoy, ¿en qué país queda?”, y “No soy mantenido, trabajo en la empresa de papá”. Todo ese gag originó la banca de miles de fanáticos de Gran Hermano.