Ana Rosenfeld acompaña a Wanda Nara como abogada, y apoyo sentimental, desde hace muchos años, en esos tiempos de ruptura del matrimonio con Maxi López. Por eso la letrada dispone de mucho sustento para analizar todo este escándalo que se disparó con el triángulo amoroso que se configuró con Mauro Icardi y la China Suárez.
El Wanda Gate aminoró su estallido con el perdón, con la apuesta por una nueva oportunidad a la pareja. No obstante, sigue siendo un tema de interés para la opinión pública, que desea acceder a mayores detalles de todo el embrollo.
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Por eso, Ana se erige en voz autorizada para narrar algunas circunstancias que acontecieron en los días más álgidos, esos momentos de angustia, de reacciones dolorosas. En ese sentido, Rosenfeld describió qué sintió Wanda: “No fue solo la infidelidad virtual, sino la decepción y la desprotección. Ante esa situación la primera determinación que tomó fue la de la separación”.
Con su discurso cuidado, la letrada aportó una mirada interesante al argumentar las emociones que abordaron a su clienta: “Nadie quiere vivir bajo el mismo techo con una persona que mientras uno se ocupa de la casa y la familia tiene algo paralelo”.
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En cuanto a la reconciliación, a esta apuesta al futuro del matrimonio, Ana opinó: “Entiendo que después de la que pasaron la van a luchar. Predominó el amor, la familia y la pareja. Había que pasar este momento, entenderlo y recuperar el respeto, la confianza, la seguridad y el amor que nunca se rompió. Existiendo amor todo lo demás es recuperable”.
Hasta que llegó un tramo del diálogo con Catalina Dugli en que reveló un diálogo que llevó adelante con Icardi, una especie de intervención para acercar las partes en las horas más tormentosas. “La conversación con Mauro primero tuvo que ver con cómo iban a intentar recuperar la pareja si es que existía esa intención de ambas partes. Por supuesto que al principio el dolor era tan fuerte que no fue fácil, pero hubo 24 horas de trabajo personal entre ellos”, explicó.
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