Otro giro inesperado, otra vuelta de rosca para mantener la atención de los televidentes y agregarle pimienta a la temporada más extensa de la historia de Gran Hermano. En la búsqueda de exprimir al máximo todo lo que se pueda de este fenómeno de rating, la producción embutió a una nueva tanda de familiares en la casa.
Esta edición ya ha experimentado un centenar de intrusiones del exterior, con toda la filtración de datos que eso conlleva, lo que desnaturaliza el eje de este experimento social. Ahora, las autoridades del programa metieron a seis seres queridos de los sobrevivientes de la competencia.
En ese grupo se destaca la entrada de Coy, la hermana de Furia, que se distingue por sus cualidades similares de generar polémica con sus declaraciones, un rasgo que ya comprobó en la infinidad de ocasiones que apareció en los medios y ni hablar en las redes sociales, donde defiende a capa y espada a la doble de riesgo con una narrativa discursiva muy parecida, con esos tintes agresivos.
En definitiva, Juliana Scaglione disfruta de la presencia de su familiar, que ya ejecutó varias maniobras debatibles, con mensajes encriptados de lo que sucede en el exterior, con la intencionalidad de orientar y ayudar a la más controversial de la casa más famosa de la televisión.
FURIA CONTÓ QUE SU HERMANA SUFRIÓ UN PERCANCE ÍNTIMO DURANTE LA NOCHE
Tras la primera noche de convivencia, Furia se despertó con un percance íntimo sensible de Coy y claro que se encargó de divulgar la problemática que sufrió su hermana. Apenas se levantó, Juliana caminó al living y gritó las secuelas de esa situación privada de su ser querido.
Scaglione sacó a la luz las complicaciones que padeció su familiar durante la noche: “Me desperté con leche, y no de la que quería. Toda llena de leche, Darío. Me levanté y a mi hermana le explotaron sus bubbies. Claro, me quedó abrazando así”.
