Un hábito es un hábito. Esos comportamientos que se enraizan en el interior toma vuelo propio y se convierten en una constante, que brota naturalmente. Por eso, en aquellas ocasiones que algún detalle modifica lo cotidiano puede generar una reacción intempestiva.
Jey Mammón descubrió que le faltaba algo, un elemento importante en su escritorio de Los Mammones y no dudó en reclamar lo que consideraba justo. Por eso, el animador no pudo ocultar su disgusto por no contar a su disposición con el timbre característico.
Sí, el talentoso conductor recurre habitualmente a apretar ese adminículo, con ese sonido característico, que le permite cerrar un tema o llamar la atención o expresar una opinión divertido en el transcurso de la dinámica del ciclo de América.
Resulta que en el comienzo de la edición del lunes, Jey quiso activar el timbre y realizó el movimiento de su brazo derecho, pero no estaba en la mesa. Inmediatamente saltó a “denunciar” el error de la producción y exclamó: “Perdón, perdón. ¿Dónde está mi timbre? Mirá lo que pasó, hice la mano así y no está”.
En ese interín, Silvina Escudero ironizó con la situación y le preguntó: ”¿A quién vas a echar hoy?”. Lo que abrió el campo a la reflexión de Mammón: “Yo no echo a nadie, si yo tuviera el poder de echar…”.
Así surgió en escena un acting muy divertido, porque el actor se acercó hasta la productora de piso, con un plano desfavorable en cuanto a la luminosidad. Ante las correcciones desde el control, Jey volvió a gritar: ”¡Ay te quedas oscuro! ¿Dónde está el timbre? Ay, no te da la luz para putear bien ahí”.
En el momento que le acercaron el ansiado artículo, Mammón le reclamó a la productora: “Ya te dije que el timbre es mi alma”. Y para cerrar, el conductor explicó el origen de todo su bronquita: “Había que ordenarnos para hablar de lo importante”.