Con una mixtura de emociones, que abarcaban el dolor, la angustia y un cálido recuerdo, se vivió el último adiós al enorme, e inconmensurable, Cacho Fontana en el Cementerio de la Chacarita, que se llevó a cabo durante este miércoles.
El célebre locutor apagó su luz a los 90 años, en el centro especializado en el que residía en el último tiempo. Un desenlace que inundó de lágrimas a todo el mundo del espectáculo y de los medios de comunicación por la magnitud de su figura.
La familia padeció el golpe del destino, porque el domingo falleció Liliana Caldini, la ex mujer de Fontana, a los 70 años, y madre de sus dos hijas Ludmila y Antonella. Un encadenamiento que sacudió los cimientos de este núcleo y que los sumió en un estadío de tristeza profunda.
Con la lluvia en el entorno, los restos de Fontana fueron trasladados al cementerio porteño, para en primera instancia realizar una misa de despedida, que contó con la presencia del círculo cercano del locutor, quienes se acercaron a brindarle un homenaje sentido.
Dentro de los colegas de Cacho que estuvieron presentes se encontraba Fernando Bravo, quien lució visiblemente conmovido y afectado por la partida del locutor. Además, de la ex gerenta de programación de América, Liliana Parodi, quien también le extendió sus respetos a la familia.
Antonella juntó valor para hablar con la prensa ayer, y dentro de un semblante de shock contó sus emociones en semejante circunstancia de la vida. “No lo puedo creer. Estamos destruidos. Era un desenlace que iba a ocurrir en algún momento, pero con lo de mi mamá....”, exteriorizó.
Además, la hija de Cacho describió que no llegaron a informarle a su padre sobre el fallecimiento de su ex esposa: “Estábamos esperando para decírselo porque pensamos que le podía afectar”. El firmamento acaba de recibir una estrella que brillará por siempre.
IMÁGENES: CARLOS GONZÁLEZ.