Argentina acababa de derrotar 3-1 a Holanda y empezaba a celebrar su primer campeonato mundial de fútbol. Sobre el césped de la cancha de River, de rodillas y quebrados por la emoción de haber entrado para siempre en la historia grande del deporte nacional, el Pato Fillol y el Conejo Tarantini lloraban como animales. Junto a ellos festejaba un muchacho al que le faltaban los brazos. La foto que inmortalizó ese momento fue tomada por Ricardo Alfieri, salió en El Gráfico, recorrió el mundo, ganó premios y fue bautizada "El abrazo del alma". El segundo "abrazo del alma" ocurrió por estas horas, 42 años después de aquel de 1978: Fredy Villarreal se reencontró con su hija tras derrotar al Covid y el video de ese instante es sencillamente conmovedor. Preparen los pañuelos...
Fredy es futbolero como pocos en el ambiente de la farándula. Fanático hasta la médula de Estudiantes de La Plata, supo en carne propia que "perder el partido" contra el coronavirus era una posibilidad cierta. En un momento, la cosa se le puso fulera y no sólo lo tuvieron que internar: una vez allí, debieron "darlo vuelta" para facilitar la oxigenación en el cuerpo.
Pero en el momento de mayor dramatisimo las cosas empezaron a mejorar lenta, pausada pero también inexorablemente. Y al cabo de unos días, por suerte, el comediante recibió el alta y pudo continuar la recuperación en su domicilio particular, lo que fue una primera gran noticia.
Fredy no la tuvo fácil en la pelea contra el covid. Además de estar internado, lo llevaron a terapia intensiva y tuvieron que "darlo vuelta" para ayudar a que el oxígeno circule mejor por el cuerpo.
La otra novedad feliz fue que Fredy, más allá de que alguna que otra sintomatología recién desaparezca al cabo de un tiempo que puede resultar prolongado, ya no tenía el virus en el cuerpo y podía circular libremente. Una de las primeras cosas que quiso hacer fue ver a su familia. A los suyos. A los que lleva en el corazón. Obviamente, una de esas personas es su hija.
La hija de Fredy se llama Jazmín y en abril cumplió 11 años. Como todos los que lo quieren, pero un poco más que el resto porque es su papá, Jazmín se asustó cuando supo que a su padre se lo habían "llevado al hospital" después de pescarse la enfermedad que le impide ir al colegio, juntarse con sus amigas, practicar algún deporte y además la obliga a usar tapabocas.
Para ella también el reencuentro fue especial y muy muy esperado. Sucedió en el barrio donde vive Jazmín. Lo vio venir, salió a la puerta de casa, confirmó que era él (con barbijo es difícil identificar hasta a los familiares) y corrió a recibirlo con un abrazo que ninguno de los dos podrá quitarse de la cabeza. Si ni "los de afuera" pudieron "ser de palo", imagínense ellos.
La escena se prolongó por varios segundos. Fredy estaba que se caía de la emoción. Y era entendible. Si bien es muy probable que haya existido una preparación previa de la escena (está filmada con dos cámaras) el momento es altamente emotivo e indescriptiblemente feliz. Para él, como los goles de Conigliaro y la Bruja Verón para darle a Estudiantes la copa Intercontinental de 1968 en Old Trafford, o el de Mauro Boselli en el Mineirao de Belo Horizonte para la última Copa Libertadores, la de 2009.
"Si la estás peleando buscate motivos para quedarte. No aflojen, luchen hasta el final... hay gente que te espera y necesita! El remedio es tu lucha para volver..." escribió él en Twitter junto al video. Dale, Freddy, dejá de hacernos llorar por favor, y arrancanos una sonrisa como siempre.