A pesar de la lejanía de las marquesinas, de la distancia de las cámaras y de su silencio en los medios, Mariana De Melo sigue latente en el inconsciente colectivo y su vida despierta interés por conocer su realidad, su actualidad.
La actriz atravesó un 2021 turbulento, lleno de dificultades en el plano personal, más precisamente en la relación de su matrimonio con José Fortunato, el empresario con el que caminó por el altar hace diez años y que se convirtió en el padre de sus dos hijas.
Hace unos meses, Paparazzi lanzó la exclusiva noticia de una ruptura de la pareja, de un quiebre en el seno de ese vínculo amoroso que anunciaba un final irreparable. Tras los primeros indicios que se cocieron en las redes sociales, con la ausencia de posteos de Mariana con su esposo, este medio accedió a información calificada.
El entorno cercano de la misionera corroboró la presunción de la separación con un panorama desolador: “Se fue con otra. Y la dejó a ella viviendo en su mansión sola con sus nenas. Se hablan poco y nada”. Una descripción angustiante de la coyuntura de la vedette.
Desde ese momento no surgió ninguna variación en el conflicto. Hasta que este jueves, Paparazzi encontró a Mariana y José en Nordelta, esa mega ciudad privada en la que tienen su propiedad con un muelle directo al lago.
La lente de este medio pudo captar un momento íntimo de De Melo y Fortunato, una experiencia compartida que ratifica que las rencillas quedaron en el pasado y que ahora se abre un campo de reconciliación, de una nueva apuesta por el amor.
En las imágenes se percibe a Mariana y su esposo desayunando en un local gastronómico, a la vista de todos y manteniendo una animada charla. Una circunstancia que no podrían ejecutar en caso de estar separados y en la tirantez de un inminente divorcio. Así que el amor volvió a vibrar para la querida De Melo.