Luego de un año de mucho trabajo entre sus locales de comida y las largas jornadas de grabación de Masterchef, Donato de Santis se tomó unas merecidas y anheladas vacaciones. Junto a su familia, el cocinero viajó a Europa y se instaló en su hermosa casa de Italia donde descansa y disfruta de su tierra natal. "En realidad no son vacaciones, estoy en casa, donde vivo parte del año", arrancó.
A una semana de haber llegado a Puglia, dejando de a un lado sus compromisos laborales y acomodándose al cambio de horario, el integrante del jurado de el reality de cocina de Telefe compartió algunas imágenes de su estadía y mientras descansa y hace actividades que en Buenos Aires no suele, charló con Paparazzi desde esos increíbles paisajes naturales que lo rodean.
“Mi día empieza re temprano, tipo 6:30 de la mañana cuando hago los 40 minutos de mi práctica budista diaria. Después tengo varias opciones: voy a desayunar al pueblito, en el puerto, o subo a la terraza y preparo café para la familia”, contó Donato en cuanto a su rutina.
"Suelo hacer una caminata donde, cuando termino, me tiro en una gruta de mar espectacular así vestido como estoy. Hago todas las actividades que no hago durante el año", contó el cocinero.
Y siguió relatando, “luego suelo ir a hacer una caminata donde, cuando termino, me tiro en una gruta de mar espectacular así vestido como estoy. Ya cuando vuelvo a casa suelo ir al pueblo a comprar verduras y pescado para cocinar al mediodía”.
A pesar de estar de vacaciones, Donato mantiene la energía que lo caracteriza y aprovecha para realizar múltiples actividades que en Argentina no podría. Sin embargo, asegura que encuentra los momentitos para recuperarse, “hago una siesta y arranco con otra caminata al mar”.
“A la tardecita tomo algún aperitivo con amigos, meto caminata nocturna… y después una nueva siesta. ¡Me duermo otro ratito en la terraza antes de acostarme!”, confiesa el cocinero italiano. “En realidad lo de dormir es porque clavo siesta cuando puedo por el hecho de que hago mucha actividad”, aclaró.
En medio de las altas temperaturas, que llegan a los 36 grados, fiel a su estilo hiperactivo y jovial, Donato sale a pasear en moto, se junta a charlar con la gente del mercado, se tira al agua desde las piedras… y disfruta de cocinar. “Cocino para la familia o amigos que vienen de visita. Hago todas las actividades que no hago durante el año. Me canso más, pero aprovecho porque puedo descansar”, cerró.