Desde hace más de 20 años, Facundo Pastor hace periodismo. Y del bueno. Lo suyo es la investigación. El ir al hueso. Y consigue, muchas veces, grandes notas. Una de ellas fue contra el peligroso Arquímedes Rafael Puccio, uno de los más famosos ecuestradores y asesinos en serie de nuestro país.
En su paso por Podemos hablar, el programa de Andy Kusnetzoff, en la pantalla de Telefé en los sábados por la noche, Pastor reconoció que sufrió graves amenazas del líder de la banda criminal que aterrorizó a la Argentina en la década de los ‘80. Para tener más datos de lo peligroso fue este señor, que murió en 2013, Puccio fue miembro de la SIDE e integrante de la Alianza Anticomunista Argentina, además de contador y abogado.
El relato de Facundo en PH fue escalofriante: “En un momento determinando estábamos en su casa y me dijo: ‘Venga a charlar adentro de mi casa, pero ustedes se quedan afuera’, señalando al que tenía la cámara oculta. Yo estaba cableado con un micrófono, pero el que tenía la cámara era Horacio, un amigo productor. Fue medio raro entrar”, comenzó ante la mirada de Jujuy Jimenez, Horacio Cabal y Analia Franchin.
“Ahí nosotros publicamos la investigación que se llamó El patriarca de los secuestros está en libertad y eso le rebocó la prisión domiciliaria”, siguió. “¿Y te odio?”, preguntó Andy. “Sí, el después en varias entrevista dijo que tenía una bala preparada para mí, que cuando recuperara la libertad iba a matarme e intentar atentar contro mí y contra mi familia”, cerró Pastor.
UNA HUMORADA
En Podemos hablar, Facundo Pastor contó su fallida cita con una chica que había invitado a salir con mucha emoción cuando era un estudiante. "La paso a buscar por su casa y había reservado en un restaurant de comida mexicana. Muy contentos entramos al lugar y estaba todo acomodado para pasar una gran noche. Velas, tragos y Mariachis”, comenzó.
“Pero en la mesa de al lado unos maricachis empezaron a cantar la canción Cielito Lindo. Ahí veo que ella se paraliza. Queda como si hubiera visto a un ovni. Le digo… ¿Qué te paso? Al lado había un señor muy grandote de cincuenta y pico de años cantando muy efusivamente para una señorita más jovén. Y la chica mira, ya con la primer lagrima y me dice: Es mi viejo. La llevé a la casa a la chica y no la vió nunca más”, terminó.