“A mover esas cabezas”, “Qué noche, Teté”, “No me peguen, soy Giordano”. Este puñado de frases célebres que ya son parte del imaginario popular quizá sea lo único que muchos recuerdan de Roberto Giordano, el estilista más famoso de los años noventa, sinónimo de glamour, fiesta menemista y top models.
Roberto, en esa época, era todo “un rockstar”, como señaló Karina Mazzocco en A la tarde, luego de un informe sobre el presente del peluquero, que hoy vive en Rocha, Uruguay, en un caserón en el medio de la nada, procesado por la justicia argentina por “insolvencia fraudulenta”.
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Y quien lo recuerda muy, muy bien es Luis Ventura, en cuyo gigante archivo de memorias sobre el mundo del espectáculo y el chimento guarda un dato, no menor, que habla de la personalidad de este personaje que conoció la fama y hoy es todo un ermitaño.
“Se aisló, se guardó en la cima de un cerro en Rocha donde él tiene una capilla construida en piedra y hasta un helipuerto”, contó Luis, que aseguró haber estado en esa casa monumental e inaccesible donde Giordano pasa sus días recluido.
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Y aportó un polémico datazo: “Él tenía serios problemas de piel. Dicen que él siempre trató de ocultar a su madre por el color de su piel”. “Porque él, digamos, siempre tuvo una ‘mentalidad rubia’. Él buscaba lo glamoroso, lo impecable y su condición de morocho no lo ponía de buen humor”, siguió.
“Es delicado lo que estás diciendo, Ventura”, advirtió Karina, ante este comentario de su compañero susceptible de llamar la atención del INADI. Pero el periodista se justificó: “Perdón, esto que te digo es verdad. Trataba de evitar fotos del pasado”.
Y luego de mostrar una vieja foto de revista Gente en el que se ve a Roberto de chiquito con su mamá, Isabel Rodríguez Pepe, Luis compartió lo que sabe sobre sus orígenes. “Él es del sur, de Quilmes, de familia laburante pero vinculado al mundo de la política. De ahí su presencia en los campeonatos del mundo”, dijo.
¡Muy feo, Giordano!

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