Hace un año, el actor que interpretó a “Palmiro Caballasca” en Jacinta Pichimahuida, la maestra que no se olvida, encendió todas las alarmas al contar al aire en Crónica TV que estaba viviendo en la indigencia y que se había quedado ciego, producto de padecer cataratas.
De inmediato, empezaron a llegarle mensajes y propuestas de trabajo, pero fue el contacto de una persona especial el que le cambiaría la vida, sacándole de ese pozo.
Se trata de Noelia, una mujer ciega que se conmovió con el drama que Caballasca relató desde San Vicente, donde vivía en la miseria, en “algo que improvisé con maderas, cartones y bolsas de plástico como pude”, contó el ex actor a La Nación. “Venía mal, llegué a eso porque tuve que vender la posesión de lo que era mi vivienda porque no tenía laburo ni para comer”, aseguró.
“Hacía mis necesidades en un tacho, comía lo que conseguía. Y todo se agravó aún más el día que estaba mirando un partido y empecé a ver doble las líneas blancas de la cancha".
“Hacía mis necesidades en un tacho, comía lo que conseguía. Y todo se agravó aún más el día que estaba mirando un partido de fútbol y empecé a ver doble las líneas blancas de la cancha. Eso fue en aumento, se complicó y en poco tiempo casi no podía ver mis manos”, recordó Lamarque, que al no ver se cayó y se fracturó un brazo.
“Me iban a operar, luego se complicó, me sentí desahuciado, pero milagrosamente llegaron a mi vida Noelia y el doctor José Arrieta, un oftalmólogo de primer nivel mundial”, contó, sobre las dos personas que le cambiarían el destino.
Con Noelia, que vive en Villa Gobernador Gálvez, cerca de Rosario, empezaron a forjar una amistad que con el tiempo se fue fortaleciendo. A partir de ese momento, todo cambió: gracias al llamado a la solidaridad que hizo Diego Moranzoni en su programa, el oftalmólogo José Arrieta, que atiende al presentador, respondió.
Lamarque fue atendido en su clínica, estudiaron su caso y fue operado sin pagar los honorarios e, inmediatamente al salir de la cirugía, recuperó la visión. “Volví a ver mis manos y ahora puedo saber quiénes me ayudaron porque los estoy viendo. No sé cómo agradecerles”, acotó, emocionado.
"Volví a ver mis manos y ahora puedo saber quiénes me ayudaron porque los estoy viendo. No sé cómo agradecerles”.
Pero hubo más, porque a fin de año su nueva amiga lo invitó a pasar las fiestas a su casa y después de conocerse personalmente, le propuso quedarse a vivir allí.
“Apareció en mi vida gente increíble: Mauro Viale que me escuchó, Diego Moranzoni, que hizo lo mismo y además llamó al doctor Arrieta. Y Noelia que me abrió su casa, me dio un techo que yo no tenía, me escuchó, me socorrió como nadie lo hizo. No tengo palabras. Pensé que todo iba a terminar mal en mi vida y ahora tengo esperanzas”, cerró Palmiro, feliz por haber superado tan duras situaciones, hoy rodeado de amor y amistad.