Flavio Mendoza siempre se ha expresado a favor de apostar por el arte, ha tomado riesgos enormes para producir obras descomunales y ha generado trabajo para muchos artistas. La pandemia paralizó al mundo, pero sobre todo complicó a todo el ámbito del entretenimiento.
El blondo venía describiendo en esta cuarentena que todo se estaba complicando, que el freno total de la actividad del universo artístico lo estaba sumiendo en un pantano. Finalmente, Flavio develó este fin de semana que las consecuencias llegaron al punto extremo.
En diálogo con el programa radial de Marcelo Polino, en Radio Mitre, Mendoza se animó a contar los gravísimos efectos del aislamiento. “Tuve que vender mi departamento que valió todo mi esfuerzo”, soltó el productor.
Tuve que vender mi departamento que valió todo mi esfuerzo
Luego agregó una lectura global de todo lo que implica el Covid-19: “Ya no se puede sostener, necesitamos trabajar de alguna forma. Hay gente que se está muriendo de hambre”.
Referente de las puestas teatrales, habló en representación de un colectivo enorme y sostuvo: “Es necesario trabajar, y empezar de alguna forma con los protocolos. Creo que la solución para esto es empezar a trabajar de a poco como se pueda”.
Dentro de ese diálogo a calzón quitado, Flavio reconoció que intentó subsanar la debacle con un pedido al gobierno, que no resultó. “Cuando quise sacar créditos no me lo dieron. En este país, a la gente que da trabajo y produce, nos castigan”, sostuvo Flavio.
En este país, a la gente que da trabajo y produce, nos castigan
Visiblemente dolido, angustiado por su experiencia y por lo que le llega de su entorno, Mendoza elevó la temperatura de sus reflexiones. “La gente no tiene para comer, los chicos no pueden presentar proyectos y esperar. ¿De qué me están hablando? ¿Dónde está la ayuda? Tengo mucho miedo de que si esto no se resuelve haya un problema social, creo que la gente se está hartando”, lanzó hasta con un mensaje de preocupación por una revuelta social.
Me duele en el alma cuando me llaman para pedirme algo y no sé qué decir
En esa línea develó que muchos artistas que trabajan con él lo llaman hasta para pedirle un plato de comida. Una situación muy dolorosa. “La estoy pasando mal como todo el mundo pero hay gente que la pasa peor, me angustia y no sé cómo ayudar. Me duele en el alma cuando me llaman para pedirme algo y no sé qué decir”, exteriorizó el célebre coreógrafo.