Flavio Mendoza: “Mis perros son los ángeles protectores de Dionisio” – Revista Paparazzi

Flavio Mendoza: “Mis perros son los ángeles protectores de Dionisio”

Miembro del BAR en el Bailando y responsable de las creaciones más sorprendentes y exitosas del teatro en los últimos años, el coreógrafo cuenta cómo es su relación con los animales y el particular vínculo que forjaron su hijo y los dos pichichos que completan su familia.
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Es difícil que en la casa de Flavio Mendoza haya silencio, calma o sosiego. El ya es inquieto por naturaleza y siempre está en movimiento, yendo de un lado para el otro o maquinando ideas que después sorprenden al público y a la crítica. Dionisio, su hijo, ya está cerca de cumplir un año y medio y también anda de aquí para allá.

Está en la edad, por supuesto, y no para un segundo ni de hacer travesuras ni de manifestarse. Pero si con esas dos almas peregrinas no fuera suficiente, también están los perros. Dos ejemplares hermosos que no paran un segundo. Uno es un samoyedo que se llama Aarón y el otro un pomerania que se llama Cris que han desarrollado una estupenda relación tanto con él como con el nene, al que prácticamente “cuidan” desde que nació. Podría decirse, sí, que los tres se criaron juntos.

“Siento que mis perros también son mis hijos”, le cuenta Flavio a Paparazzi. “Los amo y los cuido mucho. Y sufro un montón, ojo”, agrega el coreógrafo antes de explicar qué motivó ese tránsito por el dolor y por la angustia.

“No sé si no he tenido o suerte o qué, pero antes tenía otro samoyedo, Alex, que nació con un riñón que no le funcionaba bien, y por quedarme con el más débil me quedé con ese. La pasó muy mal, porque desde los nueve meses empezó con una enfermedad, y con el tiempo la enfermedad se volvió terrible. Vivió cuatro años y se fue justamente cuando nació Dionisio, así que imaginate. Mucha gente me criticó porque volví de Estados Unidos 20 días después del nacimiento de Dio, que lo dejé con mi hermana, porque necesitaba despedirme. Para mí era un momento muy doloroso. Alex tenía una mirada diferente, y lo sigo llorando", dice.

Después de un corto lapso de tranquilidad, Flavio empezó a transitar una etapa un tanto parecida a la que acaba de contar. “Vos sabés que me está pasando lo mismo con Cris, lamentablemente. Le agarró una pancreatitis… es como que tengo una mala racha con los animales. Por eso es que no tengo tantos, y por eso algún día me gustaría tener un campo o algo para tener y cuidar animales. Me da mucha tristeza y me angustia no poder hacer más de lo que hago por ellos”.

La sonrisa se le ilumina cuando habla del vínculo que forjó su hijo con los pichichos. “Amo que mi hijo crezca con ellos. Amo que Aarón, que es el más grandote, se recueste y él lo use de almohada cuando toma la mamadera. Ese vínculo me parece súper sano y súper tierno. Nosotros somos una manada. En la cama estamos los dos, Dionisio conmigo y ellos alrededor nuestro. Y cuando yo me levanto ellos se quedan uno al lado del otro como rodeándolo para cuidarlo. Son sus protectores, sus ángeles. ¿Sabés por qué los perros viven menos? Porque ya vienen sabiendo amor, algo que a los seres humanos les cuesta mucho más tiempo, toda una vida”.

Por último, Flavio recordó: “Mirá: yo nací en un circo donde los animales estaban enjaulados. En ese momento de mi vida era normal y ese contacto me parecía maravilloso, pero por suerte el mundo y las personas evolucionaron y yo soy uno de ellos. Hoy mi mirada cambió y nunca más quiero ver a los animales encerrados ni quiero subir a los camellos. Estoy en contra de eso. En realidad, los seres superiores son los animales porque los seres humanos hacemos cosas horribles”.

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