A pesar de haber alcanzado el éxito gracias a sus análisis de los diversos partidos de fútbol, sus opiniones y la información que maneja con sus compañeros sobre el mundo del deporte, Gastón Recondo también se mostró delante de las cámaras como un padre de familia que promueve la unión y el cariño entre el núcleo más interno.
Y es que en varias oportunidades, el periodista abrió la puerta de su intimidad para contar detalles del día a día junto a sus cinco hijos, y ahora decidió ahondar aún más en los recuerdos de su infancia que le dejaron una herida profunda y lo obligaron a hacer una fuerte reflexión sobre el rol de los padres en la vida de los más pequeños.
Utilizando su cuenta de Instagram como espacio de descargo, Gastón decidió publicar una imagen sacada del baúl de los recuerdos en donde se ve a un Recondo chiquitito graduándose de primaria, acompañado de sus papás, mientras todos miraban a la cámara que estaba a punto de capturar el momento.
Pero lejos de tratarse de una foto feliz, el conductor habló de la parte más dolorosa de su juventud y le hizo un reclamo a todos los adultos que se convirtieron en padres: “Cada 4 de noviembre es especial para mí”.
“En mayo de 1983, tras un año sin ver a mi papá a pesar de su insistencia y los intentos de una asistente social que cada sábado por la mañana buscaba convencerme de que mi padre no era ‘malo’, un Juez dictaminó un cambio de tenencia y pasé de vivir con mi mamá a hacerlo con mi papá”, comenzó relatando.
Asimismo, aclaró que aquella determinación que no le otorgó ni voz ni voto se convirtió en una de las situaciones más difíciles de su vida: “Lo viví como una tragedia. Hijo único, empezando quinto grado, me mudaba de barrio y, meses más tarde, de colegio. No fue fácil. Más difícil fue administrar el tironeo entre ellos. Ella estaba enojadísima con él. Él también con ella”.
“Ella le pegó donde más le dolía, alejándolo de su hijo. La bronca entre ellos hacía imposible imaginar que en algún momento se hubieran amado. Y en el medio había un niño de 10 años. Inocente, crédulo, pero por sobre todo víctima de una pelea entre adultos”, continuó con dolor.
Pero la angustia no culminó en esa batalla legal, sino que continuó cuando su papá tomó una drástica decisión: “A mediados de 1984 mi papá decidió que dejara el departamento donde vivía con él, su mujer y las dos hijas de ella y me fuera a vivir con su mamá, mi abuela. O sea, ni con mi mamá ni con mi papá”.
“Años más tarde me explicó que se había separado y no quería que yo viviera otra separación y disfrazó ese momento para protegerme. Pasó sus noches durmiendo en su oficina mientras en lo de mi abuela sobraban camas. Hacía lo que podía”, relató rememorando aquellas épocas y, tiempo después, entendiendo el accionar de su padre.
Con un nudo en la garganta, siguió relatando: “El domingo 4 de noviembre de 1984 llegaba con mi mamá a lo de mi abuela (durante ese año y medio los fines de semana los pasaba con mi mamá) y nos encontramos en la puerta del edificio sobre Av. Las Heras con mi papá”.
“Tenía una hoja número 3 rayada en la mano. Se la dio a mi mamá. Por medio de la presente concedo la tenencia de mi hijo, Gastón Recondo, a Lidia Beatriz González. Firmada y aclarada, esa nota marcaba el fin de una etapa”, explicó pocos renglones después.
Ante esto, el periodista remarcó que había llegado el “fin de la guerra”: “Ya no hubo más asistentes sociales ni jueces. Las diferencias entre ellos perduraron, pero ya no más conmigo en el medio. No fui más de uno o del otro. Esta foto es del día que egresé del primario, un año más tarde. Es de las pocas fotos que tengo con los dos”.
“Es por esta historia que viví y no me contaron que voy a participar activamente de cada acción en la que se invite a la Justicia de Familia a PRIORIZAR A LOS NIÑOS cuando haya diferencia entre sus padres. No más hijos rehenes”, concluyó en su posteo que generó miles de likes y comentarios de solidaridad y apoyo.