MasterChef ingresó en la recta final, en los últimos metros previos a la gran definición, que coronará al ganador de la segunda temporada. Solo quedan cinco sobrevivientes en busca del título y la complejidad aumenta, lo que se traduce en mucha tensión.
La producción dictaminó una propuesta de extrema dificultad para abrir la semana, nada más y nada menos que hacer shushi, ese típico plato japonés que requiere mucha paciencia, conocimiento y pulcritud. Por eso más de uno de los cinco semifinalistas entró en pánico.
En ese grupo, Georgina Barbarossa no logró controlar su indignación, esa pulsión de desesperación y se quebró al aire. La actriz no soportó la minuciosidad que implica esta comida y mientras el maestro especialista desarrollaba la clase con consejos explotó.
Santiago del Moro se percató de lo que sucedía y consultó: “¿Por qué llorás Georgina?”. Así llegó la confesión de la participante: “Tendría que haber nacido en Japón. ¿Por qué esto tan complicado hoy que no lo hice nunca?”.
Los nervios, la bronca, las ganas de eludir la tarea se transmutaron en una especie de risa. Barbarossa exteriorizó: “Perdón yo me rio porque soy muy torpe”. Y luego, Georgina volvió a explicar lo que latía en su interior: “Si sabía que hoy era esto no venía, me hacía la enferma. Me da mucha bronca, me quiero ir, quiero llorar”.
La talentosa artista la pasó muy mal en MasterChef, encima el arroz, el ingrediente estrella, le salió muy mal por no detenerse en la correcta proporción con el vinagre.
