Como el mundo desde que explotó el bolonqui del coronavirus, La Bomba Tucumana está en épocas de cambios y replanteos. Gladys Jiménez (54) aprovecha los días de aislamiento para retomar la vida saludable con la que lleva adelgazados casi diez kilos.
“Estoy tranquila, esta es la verdadera Gladys, la que he sido toda la vida. Si hace más de treinta y cinco años que estoy en el ambiente debe ser porque soy una persona tolerante, tranquila y amorosa. Pasa que estuve en un programa, un reality, donde uno todos los días tiene que generar cosas. Esperemos que la gente pueda entender eso porque, hasta el día de hoy, hay gente que se quedó con esa imagen que di, la de camorrera", cuenta.
"Creen que soy una diabla que me vivo peleando con la gente. Soy una artista en todos los sentidos de la palabra. Hoy no estoy trabajando, por supuesto, pero sí estoy planificando mi nuevo disco. Se levantaron todos los shows. Están postergados hasta mayo, y eso si todo mejora. Lo mismo pasa con mi hijo… Dios y la Virgen nos ayuden para que este caos termine pronto, deje de morir gente, podamos ser solidarios, cuidar al otro y cuidarnos nosotros también”, proclama en voz alta.
–Se te ve renovada en lo estético…
–Empecé una dieta y el gimnasio en diciembre, una rutina que respeto hasta la actualidad. Salvo cuando estoy de gira, que ahí no hago actividad física pero me sigo cuidando. La señora que me ayuda en casa, Estelita, tiene puesta mi dieta en la puerta de la heladera. La tengo cortita porque a veces quiere que coma lo que le hace a mi madre o amasa tallarines y quiere que pruebe, pero no puedo comer harinas porque decidí no hacerlo. Estoy sana, pero lo elegí y no tiene que ver con la separación ni con el enamoramiento.
–¿Con qué tiene que ver?
–Yo no quería estar más gordita. Mi ropa de siempre empezó a quedarme rara y no me gustaba nada eso. Me puse las pilas y en poco más de un mes ya pesaba seis kilos menos. Tenía un poco de pancita. Decí que me favorece que tengo curvas y se me distribuye el peso, no se me notaba tanto. Pasa que estaba en un tratamiento con hormonas, lo mío es más hormonal, y arranqué la dieta igual. También dejé de fumar para, en conjunto, hacer una vida más sana y que cada vez que suba al escenario pueda tener mejor oxígeno. En mis shows canto, bailo, hablo, hago un poco de todo, y por ahí sentía que me faltaba oxígeno porque estaba con sobrepeso, sumado al cigarrillo, que no era mucho lo que fumaba pero igual decidí dejar de hacerlo.
–¿Cómo es la dieta que respetás?
–Como muchas ensaladas, dejé las harinas, hago todos los días gym y respeto los horarios de las comidas. Empecé a bajar y bajar.
–¿Hoy estás soltera?
–Estoy muy bien y feliz. No estoy enamorada, pienso que a esta edad ya es difícil. Sebastián (Escasena, su ex) siempre está en mi vida porque es una persona a la que quiero y adoro.
–¿Se separaron porque él no trabajaba? Ahora está manejando un colectivo…
–No nos separamos por eso, porque él siempre tenía algún rebusque, no es que no hacía nada. Estaba con una escuela de fútbol, con el armado de equipos, manejaba su dinero y en casa colaboraba con todo. Con Sebastián nunca me faltó nada y nunca me pidió nada, al contrario, era él el que me daba. Ahora tiene un trabajo fijo, que es mejor. Es mi familia, lo quiero, estuve muchos años con él y de alguna manera seguimos estando conectados. No hemos vuelto a estar en pareja, pero nos queremos y nos respetamos.
–¿No te gustaría volver a estar acompañada?
–En el amor hay que tener cuidado. La gente que se acerca a los que somos del ambiente artístico es porque cantás, actúas, sos famoso y tenés una vida armada. Hay mucha gente cómoda y es difícil encontrar a alguien que te vea de otra manera que no sea la artística. Generalmente terminás desilusionándote porque son una basura, seres humanos feos, oscuros, horrendos. Es lo mismo si lo publica un médico. Es por eso que quizá estamos cerca del fin. Soy muy católica, creo en Dios y todo lo que sucede está escrito en la Biblia. Ojalá Cristo venga pronto. Me tropecé con cada piedra que no lo puedo creer, pero Dios siempre me ayuda y me aleja de los seres siniestros y oscuros. No estoy loca ni soy una fanática religiosa, pero me siento cada vez más aliada del Señor.