Desde que empezó Gran Hermano, Romina Uhrig se agenció la cocina de la casa. Ahí, Romi pasa buena parte del día, haciéndose cargo de la limpieza, la comida y la organización de los alimentos y productos, mientras varios de los hermanitos descansan. Pero pasados tres meses, la ex diputada se hartó.
Así se lo hizo saber a Ariel, al descubrir que la cocina estaba hecha un desastre luego de pedirles a los chicos quedar a cargo de “su reino” en un momento en el que GH les concedió elementos necesarios para hacerse una full sesión de manos y pies.
“La casa está limpita gracias a Romina, que no para de limpiar día y noche”, anunció Santiago del Moro, al mostrar el tape en el que la participante se descarga con Ariel, con quien tuvo varios roces y peleas en lo que va de la convivencia, que es día a día más intensa.
“La sal, el mate, las galletitas...¡No puede ser!”, se la oye despotricar a Romina, enojada al encontrar todo revuelto en la cocina. “Vas encontrando cada vez más cosas…”, le dice Ariel, silbando alegremente, mientras ella detona al ver cada vez más cosas fuera de lugar.
“¿Este toallón de quién es?”, irrumpe Romina, al encontrar la toalla en el medio del comedor. “Ay, mío, lo dejé acá, no me di cuenta…”, se disculpó el parrillero de Berazategui, que en los últimos días fue repudiado por cambiarse la malla en el jardín sobre una silla.
“¡Un segundo nomás! No me quiero imaginar un día entero. Un día nada más pedí, si podían ordenar para hacerme las uñas”, cerró ella, indignada con los hombres de la casa. Lo que se dice po-dri-da.
