La voz que faltaba, justo la del principal responsable del conflicto, la mente que pergeñó la infidelidad, el que traicionó a su esposa y a su familia. Y un día llegó la palabra de Mauro Icardi para tratar de ofrecer alguna explicación coherente para justificar su accionar.
La semana pasada, Telefe exhibió la entrevista dadivosa de Susana Giménez con Wanda Nara, un diálogo liviano, en el que no se profundizó en las entrañas del escándalo. En esa emisión no apareció el delantero, apenas unos segundos sobre el final, por eso se aguardaba su exposición.
Finalmente, Paramount+ habilitó en su plataforma la nota de manera completa, y así se pudo divisar a Mauro, que no cumplió con esa profecía de un pedido de disculpas al aire y de rodillas. Aunque sí ofreció sus argumentos, con poca autocrítica.
El futbolista, el hombre que traicionó a Nara, narró lo que transitó en todas estas semanas turbulentas: “Fueron días tristes. Pero creo que ya pasó. Todo lo que pasó en este mes lo pudimos resolver de la mejor manera juntos. Ya se ha habló todo. Fueron momentos tristes, difíciles que los pudimos solucionar".
Sin nombrar a la China, Icardi le puso una definición a su noche de pasión con la actriz, a ese coqueteo extendido durante meses y solo lo llamó: “Creo que tuve un error y ya lo pudimos solucionar". Un error, ¿solo eso?.
Y para intentar excusarse, el futbolista agregó: "El amor que tengo por Wanda lo saben todos. Como contó ella, yo me casé muy chico, con 20 o 21 años, y era para toda la vida mi amor. Soy muy a la antigua también”. Poco creíble y sin sustento.