Se sabe: si hay algo que Nicolás Cabré detesta es dar notas y hablar de su intimidad. Pero por alguna extraña obra del destino, o tal vez, por la buena onda de Jey Mammon y el clima que genera en su programa, el actor se desató.
Suelto, relajado, bien dispuesto a la charla, Cabré regaló en el anteúltimo programa de Los Mammones la mejor versión de sí mismo, y eso que no estaría pasando por un gran momento, dado que viene de separarse por enésima vez de Laurita Fernández.
Y entre ese ir y venir de anécdotas, el ex Son Amores sorprendió al ventilar cómo es su vínculo con la China Suárez, con quienes son papás de Rufina, de ocho años. Y si bien siempre se supo que los actores tenían una relación cordial, su testimonio terminó de confirmarlo.
Durante toda la entrevista Nico dejó en claro que es la sonrisa de Rufi la que lo hace ir para adelante y que por ella es capaz de hacer cualquier cosa, también sacarse de encima a la prensa si lo interceptan cuando está con la nena.
“No llegue a tener ganas boxear, sí he tenido mis dichos. Lo entiendo de otra manera, hoy por hoy el único límite que pongo es mi hija. Si estoy con Rufi, evítenme, pero después sé que hay cosas que van a preguntar, que se van a decir, las entiendo”, dijo.
Al cierre del programa, cuando Jay le propuso hablar sobre la paternidad y dar algún “consejo”, Cabré señaló, humilde, sobre su rol de papá: “Uno va aprendiendo, con la madre estamos todo el tiempo hablando qué decidimos, es un aprendizaje”.
Y concluyó con un llamativo dato de su fluido contacto con Eugenia Suárez: “Nadie tiene la verdad absoluta. Con la China hablamos cinco veces por día y es tema único, Rufi. Es estar lo más que se pueda”.