"La Toscana es una de las veinte regiones que conforman Italia. Su capital y ciudad más poblada es Florencia. Con 22 994 km² es la quinta región más extensa del país. Sus 633 km de costas están bañados por el mar de Liguria y el mar Tirreno, y es una de las zonas más turísticas y comerciales de la República. A la precisa y abarcativa definición de Wikipedia le falta un datito: curiosamente, la Toscana italiana tiene una pequeña representación en la Argentina, a 11.193 kilómetros de distancia. El jardín de la casa de Jorge Rial está inspirado en sus bellísimas e inigualables escenografías.
Así como gusta de los reconocidos hábanos cubanos y de los mejores wiskies escoceses, Rial es un admirador de la cultura y de los paisajes italianos. Llamativamente, su origen es otro y aunque lo ha perdido en el camino de la vida, su apodo de siempre fue "El gallego". Así, por ejemplo, lo conocían en el edificio de Crónica, cuando aún vivía en Munro y recorrer las coloridas calles Florentinas apenas era un sueño muy muy lejano.
Sin importarle la rivalidad que había entre "Gaitas" y "Tanos" sobre todo cuando él era un muchachito -ahora, con el correr del tiempo y la renovación de las generaciones, se ha perdido ese "enfrentamiento"- Rial acuñó una preferencia por todo lo que venga de Italia, sobre todo en lo que refiere a paisajes y arquitectura. Con sus parejas siempre ha tenido algún que otro viaje a ese destino.
Rial ya no vive en Munro ni toma el 41 como cuando contaba los billetes para ver si le alcanzaban para sacar boleto. Nada que ver. Tantos años de éxito en la televisión -hace 20 años conduce Intrusos, un programa que ha hecho escuela en la pantalla chica, lideró las ediciones más miradas de Gran Hermano y hasta fue gerente de programación de América- le permitieron hacerse de una sólida posición económica. Por eso se puede dar algunos gustos.
Entre ellos, vivir cómo desea y en una casa que fueron acondicionando a sus preferencias y a las de su esposa, la exitosa y consultada nutricionista Romina Pereiro. La vivienda queda en Belgrano, uno de los barrios más coquetos de la ciudad de Buenos Aires, cerquita, por ejemplo, de la cancha de River, el club del que es confesó hincha fanático.
Las letras del tango decían "barrio de Belgrano, caserón de tejas" y la casa de Rial respeta esa tradición a rajatabla. En su fachada exterior lo que se ve es un hermoso techo de tejas rojas, como marca la historia de la zona. Ahí, Rial no tocó nada. Pero en el interior sí metió mano, y en el jardín, la zona donde intenta relajarse y alejarse de la frenética pelea diaria por los números del rating, se mandó "su obra maestra".
Cuando se sienta allí para respirar un poco de aire, guarercerse en la calma de una sombra y dedicarse a escuchar el silencio que sólo es quebrado por el silbido de un pájaron el chirrido de un vehículo o el grito de alguno de los niños que habita la casa, Rial siente reminiscencias de la Toscana, ese lugar que tanto le gusta y tanto lo inspira. Le faltará la campiña verde y profunda, no escuchará a nadie que le diga "capisci", "lei" o "la piu bella dil mondo", no tendrá a mano unas pastas o unas pizzas como las hacen allá, pero entre esas paredes amarillas llenas de enredaderas siente que su alma se envuelve con el espíritu de aquellas latitudes.
A un costadito hay una pileta de natación óptima para darse un chapuzón en estas fechas calientes y abrasadoras. Del otro lado, una especie de "gazebo" negro muy bien iluminado, con sillas y mesa de madera donde se puede disfrutar, por ejemplo, de un almuerzo o de una cena imaginando cosas mientras se van saboreando los manjares. Por ejemplo, que están en la Toscana.
