Transparente en su lenguaje comunicacional corporal, José María Muscari no pudo ocultar las emociones que se juegan en su corazón por Lucio, ese adolescente que llegó a su terreno para modificar radicalmente su vida y permitirle transitar por la anhelada paternidad.
El talentoso director teatral atravesó los intrincados vericuetos legales y consiguió cristalizar su deseo de convertirse en padre, cuando hace dos años selló el compromiso y el amor de adoptar a Lucío. Ese joven que aterrizó en su cotidianidad a los catorce años.
En la actualidad, José María luce feliz con la decisión y con este lazo que se forjó con su hijo, pero también experimentó periodos algo tormentosos. En una entrevista en un programa uruguayo, el famoso contó: “Con nosotros fue algo muy fluido. Cuando yo fui a conocerlo algo empezó a fluir y nunca se detuvo hasta el día de hoy”.
Hasta que describió una circunstancia espinosa que enfrentó: “Nuestro vínculo continuó. El primer día tuve que devolverlo al hogar”. Aunque aclaró: “Tuve seguir con el sistema de visitas, hasta que me dieron la guardia. Fueron tres meses hasta la adopción definitiva. Había mucha empatía por parte de los dos”.
EL DRAMA QUE PADECIÓ JOSÉ MARÍA MUSCARI CON SU HIJO
En esos períodos iniciales cumplió con las obligaciones e incluso logró superar el dolor de compartir tiempo y elaborar un lazo para separarse. Claro que la relación evolucionó y por eso Muscari admitió: “Con el tiempo todo se fue organizando. La nueva escuela, el grupo de fútbol, de vóley”.
Movilizado hasta las más profunda de sus fibras, José reflexionó sobre todo lo que simboliza esta maravillosa posibilidad de paternar: "Siempre lo digo, siento que tengo un hijo mágico, que me tocó una adopción hermosa, super fluida".