Los estados de ánimo son el motor de la creatividad. Difícilmente un alma en pena esté en condiciones de darle paso a la inventiva con expectativas reales de generar un buen producto. En el ámbito del show es necesario estar bien para arriba, pues la resultante de un espíritu fresco y lúcido podría reflejarse tranquilamente en un éxito de taquilla. Quizás por allí pase el gran secreto de José María Muscari (43), un referente de todo lo que tiene que ver con el espectáculo porteño y sus carteleras teatrales.
Talentoso y jovial, suele estar siempre de buen humor, o al menos poniendo todo para que su sonrisa no desaparezca ni siquiera un instante. Ni siquiera en los momentos más duros, como podría ser después de una separación. Porque más allá de la buena energía que transmite y de manejarse en un contexto casi paralelo a la realidad cotidiana de la mayoría los argentinos, que reniegan para llegar a fin de mes, Muscari también sufre. Y aun con sus pesares a cuestas, trata de proteger su interior para no caer en bajones y, por sobre todas las cosas, seguir creando productos de calidad para su público.
En diciembre, José se separó tras cuatro años de relación con Guillermo D`Anna, quien fue su última pareja estable. Lejos de ventilar los detalles ni los motivos de la ruptura, ni de andar lagrimeando públicamente, el director sobrellevó el duelo en la intimidad y progresivamente fue dejando atrás el sabor amargo que le dejó el adiós. Previsiblemente, esto no ocurrió de un día para el otro. Le llevó tiempo, varios meses, diríamos. Hasta que el corazón le envió señales de haber vuelto a sentirse definitivamente entero.
Al notarlo, Muscari no dudó. Armó las valijas y partió hacia Estados Unidos, con la clara intención de distenderse y terminar de cargar las pilas. Obviamente, también el período de descanso contempló visitas a distintas salas teatrales de Broadway para continuar enriqueciendo sus conocimientos artísticos.
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Hace poco, José María reconoció que, independientemente de lo que el destino marque en lo relacionado con su estado civil, ya tomó la decisión de ser papá. En consecuencia, podría iniciar a la brevedad los trámites legales que posibiliten efectivizar una adopción o, en su defecto, seguir los mismos pasos que Marley o Flavio Mendoza, es decir alquilar un vientre.
Por esa razón, no se descarta que Muscari haya aprovechado su paso por Estados Unidos para interiorizarse acerca de los pasos que debe seguir para conseguir promover la gestación de un bebé a través de ese mecanismo, teniendo en cuenta que allá está legitimado por la ley. Una alternativa que ya adoptaron varios colegas suyos y que, con sus deseos de ser papá, se muestra como una herramienta válida para hacer realidad su sueño. Porque, en definitiva, de eso se trata. De vivir con proyectos para atemperar el dolor en situaciones adversas, con la creatividad indemne, gozando de buena salud.
El director teatral, en la calles del Soho.
En el Museo de Cera, junto a Angelina Jolie.
Muscari buscó inspiración para su nueva obra.
Uno de los típicos carteles de NY.