Fue una semana difícil para Juan Reverdito, que luego de salir de Gran Hermano tras pasar un mes adentro anduvo desfilando por los programas con mala cara. Juan no la pasó bien dentro de la casa, se encerró en sí mismo, se peleó feo con varios de los participantes y se fue de fea manera: sin saludar.
Por todo lo que demostró en el programa, el tachero de trenzas fue castigado por la audiencia, que lo eliminó con el 88 por ciento de los votos, casi un récord que sólo ganó Nadia Epstein, la histórica “odiada” de GH.
Apenas puso un pie en el mundo real, Juan se cruzó con los panelistas del debate, dijo que se sentía atacado y no paró de hacer mea culpa sobre sus errores en el juego. Y en la noche del jueves, en su visita a LAM, le tocó enfrentarse con las angelitas.
“Adentro sufrí bastante. En realidad, me da vergüenza verme porque no soy eso. Y no puedo mirarme. Me cuesta mirarme. No puedo mirar la pantalla porque no soy eso”, se defendió Reverdito durante la nota en la que intentó diferenciarse del resto de los hermanitos.
Tras decir que no va a hablar de Alfa, con quien tuvo una pésima relación, Pía Shaw le hizo notar su último gesto por el que lo mataron en redes: la maleducada despedida de sus compañeros, ya que sólo saludó a Nacho (el último de Los monitos) y a La Tora, la única que quedó destruida con su partida.
¿Y cuál fue el argumento de Juan? "Yo saludé a las personas con las que yo sentía que iba a tener una relación afuera. No soy falso", dijo. "Yo ni me llevo la valija. Abrime la puerta que me voy", lo apoyó Ángel de Brito.
Y el ex participante, que insólitamente quiere ganar el repechaje y volver a entrar por la revancha, agregó: "Respeto la decisión de los que saludan, pero yo no soy así".
