Actor multifacético y de una trayectoria intachable, Juan Minujín (43) supo ganarse un lugar preponderante dentro del mundo de la actuación. Un profesional todoterreno que sabe adaptarse a las circunstancias para conquistar a productores y a ese público fiel que disfruta de sus interpretaciones. Mientras se fuma un cigarrillo –vicio que por más que lo intenta no logra abandonar–, se prepara para ingresar al teatro.
En plena crisis, con las actividades que tienen que ver con la distracción en caída, el actor y la actriz Jorgelina Aruzzi apuestan al teatro comercial con La verdad, una desopilante comedia que se disfruta en la Sala Pablo Neruda, del Paseo La Plaza. “En este caso, en lo comercial, es importante la efectividad. Hay que lograr un equilibrio, un mecanismo que haga circular los sentidos de la obra sin perder lo que queremos contar más allá de querer atraer al público. Estamos en un momento complejo del país, porque la situación genera un poco más de zozobra que en otros momentos. Estamos expectantes, pero me preocupa más la situación en general que lo que puede pasar con la obra. Hay que atravesar la tormenta como se pueda”.
Mientras disfruta de su gran presente profesional, se permite un momento para la chicana y el humor. Desde que se desnudó en Cien días para enamorarse, su cola recibe elogios al por mayor. Consciente de lo que genera, no esquiva el comentario cada vez que alguna persona le recuerda esa escena. “Es verdad que desde esa escena me elogian mucho la cola. Tanto hombres como mujeres, todos me piropean. Me llevo bien con los elogios”, bromeó.
¡Desopilante! De miércoles a domingos, en el Paseo La Plaza, Minujín y Jorgelina Aruzzi llevan adelante La verdad, una comedia que se las trae. Una pieza teatral en la que cuatro personas tienen una posición tomada acerca de cómo encarar la verdad y la mentira. La felicidad del actor se trasluce en lo bien que le va con La verdad. Hasta tuvieron el placer de colgar el cartelito de localidades agotadas en la puerta del teatro.
El actor está feliz con su actualidad, pero preocupado por el país.
Su obra en la calle Corrientes se llama La verdad.
De paseo por Palermo, su barrio de toda la vida.