Gran Hermano fue el éxito de la temporada y los números de raiting fueron insuperables durante todo el verano. Luego de la gran final que coronó a Marcos Ginocchio como el ganador del certamen, los hermanitos comenzaron a iniciar su vida en medio de la fama.
Es por eso que a pesar de que hace menos de un mes de que terminó el programa ellos causan furor a donde vayan y todas las cámaras los siguen. Algunos de ellos visitan programas de streaming y tv y son bienvenidos siempre para conocer un poco más de sus vidas.
Juliana Tini Díaz es una de las jóvenes -que según indicaron- cobra más en canjes y publicidad tras su salida de la casa y en sus redes sociales comparte todo lo que hace. Esta vez fue noticia luego de una nota que le brindó junto a Maxi a Seba Jaleh en la que habló sobre una experiencia sobrenatural que marcó a fuego su infancia.
Luego de mudarse a una casona vieja en Venado Tuerto, confesó: “Sentía como voces, y le conté a mi vieja, que me decía ‘debe ser que estás medio gagá, ¿qué te pasa?’ Me llevó a la iglesia para ver qué me pasaba, todo muy espiritual. “Yo corría por toda nuestra habitación, que era gigante, pasaba por el living y llegaba a la pieza de mi vieja, que se despertaba con la piba corriendo por el pasillo, un garrón”.
Y aseguró: “Me daba la sensación de que era un hombre con un sobretodo negro y un sombrero, o sea que era bastante específico lo que veía. Yo me moría de miedo así que me tapaba hasta la cabeza, que había veces que me moría de calor”.
En ese momento, reveló que decidió contárselo a toda su familia para ver si la podían ayudar. “Lo ví una, dos, tres, cuatro, cinco veces; hasta que un día le conté a mi mamá. Y pasó un tiempo y mi vieja vio lo mismo en el marco de su puerta, y ahí es como que ella se alarmó y se dio cuenta de que había una presencia extraña”.
Después de algunos días, su madre se encargó del tema y llamó a un curita y ahí se develó el misterio. “El curita nos dijo que era una casa muy antigua donde se habían hecho muchos velorios, como se acostumbraba, y nos dijo que no eran presencias malas, sino por el contrario era algo que estaba ahí para cuidarnos y él hizo algo para que no esté ahí asustándonos. Después de eso, se calmó todo, y de hecho dejé de tener problema de sonambulismo”.