De las entrañas de esa casa a la masividad. De una montaña de meses encerrada, por voluntad propia, en esa propiedad a este presente lleno de estímulos. Julieta Poggio capitalizó como pocos su tránsito por Gran Hermano y desborda de propuestas laborales.
La morocha aprovechó al máximo su estadía en el reality para convertir en realidad sus obsesiones, esos sueños que le quitaban la respiración, que se vinculaban con hacerse famosa y poder desempeñar algunas de sus habilidades, como el baile y la actuación.
Disney ya se subió a los escenarios con la puesta de José María Muscari, Coqueluche, así como pululó por todos los programas habidos y por haber de la televisión y se sentó en el streaming, algo fallido, que produjo Telefe para los hermanitos.
Ahora, Poggio acaba de conseguir una veta novedosa para explotar su fama. Pilla, la morocha se lanzó a recorrer el país para ofrecer clases de baile y en su primera parada en Tucumán se topó con una afluencia notoria de participantes, que se acercaron en gran número a danzar con sus indicaciones.
JULIETA POGGIO SE EMOCIONÓ POR DAR CLASES
La morocha prendió la cámara de su celular, se filmó en las tablas y luego giró el dispositivo para exhibir la cantidad de alumnos que se anotaron en su materia. Así, la mediática escribió las emociones que la atravesaban en ese instante y posteó: “No puedo creerlo, 270 personas bailando conmigo”.
En otra storie, Julieta agregó más detalles de los sentimientos que brotaron en su alma y sostuvo: “La energía y el amor con el que me recibieron... Estoy muy muy feliz, a nada de llorar. De verdad, fue una experiencia única”. Así, al borde de las lágrimas, Poggio exhibió su nuevo trabajo.