El embarazo de la China Suárez entró en su último trimestre. Y los antojos, lejos de acompañarla solo en los primeros tiempos de gestación, donde son más habituales, la siguen en el día a día.
Con una hermosa panza de seis meses que crece y que la muestra más linda que nunca, la también mamá de Rufina -de seis años, fruto de su relación con Nicolás Cabré- y Magnolia, -de dos añitos, junto a Benjamín Vicuña, también papá del segundo hijo de la pareja-, se da todos los gustos.

Según la tradición, las futuras madres tienen que comer todo aquello que quieran o se les ocurra porque sino el bebé puede nacer con alguna “manchita en la piel”. Y ante la duda, más allá de cumplir con un deseo, respeta sus ganas de comer salados como así también dulces.
Quizá, también, por la ansiedad que puede generarle su estado, sabiendo que tiene cada vez más cerca la fecha de parto, porque la cuarentena no le permite hacer muchas de las actividades que le gustarían y porque la relación con el chileno sigue teniendo sus momentos tensos, es que también Eugenia se permite “canalizar” a través de la comida.
CON LAS MANOS EN LA MASA
Si bien la China sigue la línea de lo que está acostumbrada a consumir porque es vegana hace muchos años, toda “regla” tiene sus permitidos…

En medio de las versiones que hablan de que, el último fin de semana, Suárez y Vicuña se habrían separado de nuevo, él pasó largas horas en su departamento de Palermo y después se conoció que discutieron mientras encendían una fogata para el cumple de Beltrán, uno de los hijos de él con Pampita, María es feliz cuando se prepara sus risottos con vegetales.
También, “salta” de alegría cuando recibe productos veganos envasados al vacío. Y cuando, lejos de los natural y saludable, quiere degustar pizza con fainá, para lo que consiguió una pizzería en zona norte que le lleva el delivery.

Y a la hora de lo dulce, momentos que suelen encontrarla de madrugada cuando el insomnio la atrapa, las figuras de ositos en chocolate blanco y negro son sus preferidas como, en épocas de pascua, fueron los huevos con forma de conejo. Y si, los gustos hay que dárselos en vida, sobre todo si se espera un varoncito hermoso, que se llamará Carmelo.