Se la jugó, procuró encontrar una realidad para afrontar un desafío actoral mayúsculo cómo ponerse en la piel del enorme Sandro. Para eso, Marco Antonio Caponi se aventuró a engordar, a subir una cantidad enorme de kilos y también a fumar en grandes volúmenes.
Lejos de la gracia de haber alcanzado una figura diametralmente opuesta a la habitual, el actor se animó a describir los padecimientos que atravesó durante la filmación y que continuaron como un hábito negativo. Todo esto lo contó en PH, el ciclo de Andy Kusnetzoff en Telefe.
Con total honestidad, Marco graficó el sufrimiento al aseverar: "Interpretar a Sandro fue muy neurótico y muy complejo”. Respecto a las situaciones adversas, el artista describió: "Empecé a engordar, es muy fácil engordar y no lo hice responsablemente. Tuve varias recaídas”.
Al mismo tiempo, Caponi se subió a una tendencia que refiere al acompañamiento de su mujer embarazada, lo que también atentó contra su salud.
“Cuando terminé de hacer Sandro y cuando iba a nacer Valentino (su hijo), estábamos mimetizados con mi mujer, engordaba a la par, tengo una foto en la que estamos vestidos iguales, nació y yo continué engordando”, narró.
El incremento considerable le activó secuelas complejas: "Llegué a pesar 117 kilos, que me trajeron varios problemas. Ahora estoy con la rodilla lastimada, porque venía de pesar 85 kilos y andar con una estructura más liviana a andar con ese peso”.
Como si fuese poco, interpretar al Gitano también le implicó fumar una enormidad en cada jornada de grabación, para emular ese hábito del enorme cantante. De ese modo, el marido de Mónica Antonópulos admitió: “Es interesante porque me tocó hacer la vida de un adicto al tabaco. Fumaba mucho. Me iba a mi casa con sensación de descompostura”.
En cuanto a las particularidades de ese consumo, Caponi soltó: “Yo fumo, pero cuando grabás, fumás cigarrillos de salvia, que es mucho peor. Tenía una toma a las 10 de la mañana y ya me había fumado como 15 cigarrillos. Estaba pasándola mal, quería vomitar".
