Soledad Aquino transitó por el desafío más extremo de toda su vida, una complejidad que la sumió en una posición muy dolorosa y que la obligó a entregarse al designio del universo. Literalmente, la ex mujer de Marcelo Tinelli luchó por su vida.
La madre de Candelaria y Micaela ingresó a principios de año en una internación por una hemorragia severa, que luego derivó en una cirrosis hepática y una úlcera de duodeno. Además de contraer el coronavirus mientras retozaba en el Sanatorio Trinidad.
Los tratamientos no alcanzaron y los médicos anunciaron la necesidad urgente de acudir a un transplante de hígado, una situación siempre difícil de concretar. El pronóstico era reservado. No obstante, el 10 de junio se logró la donación y Soledad ingresó en el quirófano.
Hoy, la ex de Tinelli luce espléndida, pero hubo información que no se filtró de las paredes del sanatorio y que Aquino se animó a confesar: “El trasplante no es una joda: fue una cirugía de nueve horas. Cada vez que lo pienso no lo puedo creer: Mierda, me tuvieron abierta durante horas y tuve dos paros cardíacos”.
Impresionante revelación, la mamá de Cande y Mica sufrió dos paros cardíacos, es decir que batalló con uñas y dientes durante la operación para esquivar a la muerte. Así, Soledad contó, en diálogo con Revista Hola, lo que sucedió en ese trance: “Así estuve yo, carajo, luchando entre la vida y la muerte. Mis hijas me contaron que los médicos decían que lo mío era un milagro. Y yo pienso que realmente tenía muchas ganas de vivir”.
Conmovida por la experiencia fundacional de su historia, Aquino agregó: “A los médicos les decía: ‘Por favor, cuídenme que no me quiero ir’, porque yo adentro mío tenía una fuerza interior gigante, tenía muchas ganas de vivir”.