Con total frontalidad, Nancy Dupláa asumió con hidalguía la siempre compleja tarea de expresarse públicamente respecto a su ideología política. Con las dificultades que acarrea para su profesión, que incluso puede construir muros para oportunidades laborales.
La actriz no reniega de su apoyo abierto al movimiento conocido como Kirchnerismo, al contrario, lo defiende en cada aparición con sus argumentos, en consonancia total con su marido Pablo Echarri. Justamente ese pensamiento, o postura, le ha generado muchos inconvenientes.
"Algunos me odian. Tener una postura política hace que algún compañero tampoco te quiera", confesó Dupláa.
En su visita al living de Los mammones, el ciclo nuevo de Jay Mammón, describió algunos de los episodios sensibles que experimentó por esta cualidad de expresar sus convicciones. Todo arrancó con el conductor que la presentó con unas bellas palabras, que inferían a que todos los que compartieron espacio laboral con Nancy solo cuentan con conceptos positivos.
Con su clásico tono de humor, Dupláa intervino y sostuvo: “Algunos me odian. Tener una postura política hace que algún compañero tampoco te quiera”. Jay intentó profundizar en esa circunstancia y le preguntó: “Te la bancás, pero contame del cotidiano. ¿En la calle se escucha por abajo 'ahí van los kukas'?".
"Tengo tres, cuatro, cinco episodios adelante de los chicos. Vienen y te dicen una cosa que no da. Es profundamente violento", exclamó Nancy.
A partir de la apertura a compartir vivencias, Nancy narró: “Yo recibo una onda increíble en la calle. Hay una cercanía, una empatía, que yo la disfruto y es muy permanente. Después está lo otro. Lo otro sucede cuando hay dos o tres juntos y quieren generar un quilombo".
Más allá que el promedio general se entrelaza con buena vibra en la vía pública, la esposa de Echarri recordó algunos momentos de alta tensión. "Es muy injusto a veces. Tengo tres, cuatro, cinco episodios adelante de los chicos. Se plantea desparejo, porque no estás con la cabeza en eso y viene uno, te dice de atrás una cosa que no da y decís: '¿qué pasa, qué me decís?'. Es profundamente violento. Hay que hacer el trabajo de no entrar en esa violencia porque va a terminar todo mal", describió.