Las emociones brotan desde el interior, surgen naturalmente y no se explican ni se racionalizan. El poder de los sentimientos se erige en una de las maravillas de la vida, aunque se trate de una sensación que mixtura la tristeza con el amor.
En la edición del lunes de Bake Off se experimentaron episodios muy fuertes, a partir de una propuesta de la producción de sorprender a los participantes con fotos de sus seres queridos. Todos cayeron bajo los influjos de la congoja.
Carlos transitó por un momento distintivo, dado que le prepararon una postal de su adolescencia junto a su madre, quien al poquito tiempo apagó su luz. El pastelero no pudo contener la emotividad y se mostró con el corazón en la mano.
Cuando Paula Chaves le consultó qué sentía en ese instante al contemplar la imagen, el concursante confesó: “Es una foto de mi mamá, una de las últimas que nos sacamos antes que parta al cielo, así que muy conmovido”. Con un lenguaje corporal de ternura.
En cuanto le tocó explicar lo que lo atravesó en ese trance, Carlos reveló: “Me toca el corazón, me da mucha fuerza para seguir”. Una concepción increíble, porque pudo transformar la angustia en un estímulo para afrontar el desafío de esa gala.
Evidentemente el participante de Bake Off recibió una ayuda de su mamá, porque consiguió resolver la propuesta compleja de recrear una selfie, con todas dificultades artísticas, y el jurado lo eligió como el pastelero estrella del episodio, lo que le trajo un beneficio en esta semana decisiva, en la que se determinará el nuevo ganador del reality.
